Tras un más que meritorio inicio de la segunda vuelta, Osasuna ha vuelto a caer en una dinámica francamente negativa en las últimas jornadas. La disputa del derbi contra el Athletic abrió esa mala racha, con el único oasis del triunfo en Valladolid, y ahora se confía en que pueda cerrarse precisamente con otro derbi. Seis jornadas en las que los de Mendilibar solo han sumado tres puntos, raquíticas cifras que le deberían haber llevado de nuevo al pozo de la tabla.

Sin embargo, la escuadra navarra se ha visto favorecida por una oportuna coyuntura: durante este reciente tramo liguero sus rivales tampoco lo han hecho nada bien, incluso algunos peor todavía. Y se ha dado, además, la circunstancia de que los equipos que han puntuado más que Osasuna eran los que más hundidos se encontraban en la tabla, con lo que su reacción todavía no les ha dado como para superar en la clasificación al club rojillo.

Una de esas excepciones al mal papel generalizado ha sido el Deportivo. Al borde del descenso consentido hace dos meses tras caer en casa contra el Real Madrid, sumar por aquel entonces 16 puntos -tres únicas victorias- y encontrarse a nueve de la salvación, su reacción posterior ha sido estratosférica, hasta el punto de acumular en estas últimas seis jornadas casi tantos puntos -13- como en todo el campeonato.

La espantada de Domingos Paciencia y la desastrosa situación financiera del club coruñés animaban a pensar en su seria candidatura a bajar a Segunda, incluso antes de tiempo, pero la llegada de Fernando Vázquez, el apoyo de la afición y, sobre todo, el triunfo en el derbi gallego les ha propulsado a firmar un parcial que para sí quisieran el resto de equipos implicados en la lucha por la permanencia: cuatro victorias en los cuatro últimos encuentros disputados.

También el Mallorca trató de coger impulso con el relevo en el banquillo, pero el efecto Gregorio Manzano ha sido algo más difuminado. Su estreno no fue el esperado -a Osasuna le sobró una vez más el descuento para darle un disgusto completo-, le costó hasta tres jornadas coger el timón del vestuario y solo las victorias a domicilio contra el Granada y la local frente al Sevilla le dieron cierto respiro. Real Madrid, Deportivo y Barcelona le devolvieron a la triste realidad, pero su victoria in extremis frente al Celta puede darle otra vez impulso.

El Granada, en cambio, realizó un importante gasto en el mercado de invierno para no pasar apuros en lo que restaba de campaña. Incorporó hombres ofensivos -el exrojillo Aranda, Nolito y Buonanotte-, pero de nada le ha servido. No solo su problema es ofensivo -solo ha metido un tanto más que Osasuna, el que menos de la categoría-, sino que en sus últimos compromisos ha encajado notables goleadas. Dos puntos es su escasísimo balance de estas últimas seis jornadas en las que, para más inri, se ha medido a rivales directos en varios casos.

El vertiginoso Zaragoza

Dispuesto a no repetir los errores del pasado, el Zaragoza comenzó fino el campeonato, instalado en la zona templada de la tabla, pero últimamente está empeñado en volver a las andadas. Tan es así que su última derrota frente al Barcelona le ha metido en los puestos de descenso. Las seis jornadas más recientes no han sido sino la confirmación de una tendencia muy peligrosa para sus intereses. Los pobres dos puntos que ha sumado son chiquito pleito comparado con los cinco que ha obtenido en las últimas catorce jornadas.

El Celta es el nuevo farolillo rojo, tras el mazazo que sufrió ayer en Son Moix, y el que menos ha sumado en estos seis encuentros, únicamente un empate frente al Barcelona. Abel Resino no ha conseguido la catarsis que tanto ansía la fiel parroquia celeste.