caja laboral baskonia Fuerza el cuarto partido
No hay rival que no sea superable
Liderado por Nemanja Bjelica y Nocioni, el Baskonia arrasó a los rusos en el segundo y tercer cuartos. La grada de Zurbano lo dio todo.
CAJA LABORAL BASKONIA 93
CSKA MOSCÚ
Arnaitz GORRITI
Pues habrá cuarto partido, porque no existe el rival invencible. El Caja Laboral Baskonia se reencontró a sí mismo para subir el primer triunfo a su casillero. La defensa, el mejor Nemanja Bjelica y un Buesa Arena que puso de su parte en el 28-10 de parcial del segundo cuarto, doblegaron a un CSKA de Moscú que tampoco se exprimió, a sabiendas de que sigue siendo favorito y que el viernes tendrá otra oportunidad. Eso sí, sabe que el Baskonia lo puede volver a superar.
En honor a la verdad, el ambiente previo era más de resignación que de revancha, pero el Buesa Arena subió sus decibelios de inicio, mientras que Messina paraba un partido que se ponía 10-4 para los de Tabak.
El arranque de este tercer partido se asemejaba al esperanzador inicio del segundo, incluso en la «facilidad» arbitral a la hora de pitar ciertos contactos gasteiztarras. Una de las diferencias era que Nemanja Bjelica sí parecía querer protagonismo, amén de que la defensa era bastante mejor que en Moscú. Con todo, 15-14 al final del primer cuarto. Nemanja estaba por la labor e incluso Thomas Heurtel ofreció su inspiración en un segundo cuarto mágico. En el bando moscovita no había tanto acierto, sobre todo en el caso de Krstic, fruto de la mejoría baskonista en la retaguardia, aunque eso costara varias faltas de más.
Después de una doble técnica a Nocioni y Teodosic, los gasteiztarras lograban abrir una renta de 15 puntos, 32-17, tras un parcial de 11-0. Fue un momento de calentura cerrado con la tercera técnica del cuarto, este a Zan Tabak. Zurbano ya no precisaba de la megafonía, ya que el ambiente al fin provenía de una grada que creía.
Weems era el único adversario que no lograba parar el Baskonia. Por contra, los de Messina hacían aguas ante más rivales y tampoco lograban imponerse al rebote. Al descanso, el 2-1 parecía más cercano después de la irrupción anotadora de un renacido Heurtel: 43-24.
Ganando de 34 puntos
La primera renta de 25 puntos llegó en el 55-30, después de cinco puntos seguidos de Causeur. Zurbano se quería volcar en la fiesta, mientras el CSKA de Moscú erraba más tiros de la cuenta y con pocas opciones de rebote.
Los discípulos de Messina aumentaron un punto su intensidad defensiva, pero tampoco era su día en ese aspecto, ya que al final acabaron pagándolo con faltas -fruto de la labor de zapa compensatoria de los árbitros- y con tiros libres que el Baskonia convertía. Instalados sobre la veintena, los puntos de Krstic eran la única respuesta rusa, que vio cómo un desquiciado Teodosic cometía una falta antideportiva sobre Cook. Acto seguido, San Emeterio se sumaba a la fiesta con un triple, una renta que llegaría a los 30 con otro triple de Milko Bjelica y a 33 después de un «misil» de Cook. El duelo estaba finiquitado antes de empezar el último período: 70-39, y fiesta en las gradas.
Milko Bjelica, que también rayó a grandísimo nivel, puso la máxima ventaja en el 73-39, pero a partir de ahí el partido perdió tensión y la diferencia también bajó un poco. Messina dio minutos a Ponkrashov o Sokolov y sentó a sus estrellas, en especial un Khryapa muy gris. Otro tanto hizo Tabak, dando bola a Jelinek y hasta a Calbarro. Costará que el viernes se repita esto, pero ojalá fuera así.
Nocioni, Nemanja y Milko Bjelica y Heurtel superaron la decena de puntos, y Pleiss y San Emeterio anotaron 9 cada uno. Fue un reparto solidario en un Baskonia que se encontró con un rival que ofreció un nivel muy menor en defensa.
La otra eliminatoria en juego, Anadolu Efes lograba superar al Olympiacos por 83-72 y forzará el cuarto partido. Con Farmar a la cabeza, los otomanos se impusieron gracias a un acierto en el triple del que carecieron en los partidos de Atenas.
«Ni lo de Moscú fue real, ni lo de este partido lo ha sido, ni lo será el viernes». Zan Tabak quiso templar gaitas y evitarse euforias, aunque resultó evidente que el técnico de Split esta vez sí estaba satisfecho. En su alocución, eso sí, destacó la «gran defensa» de los suyos y subrayó también que «el equipo se ha quitado la mochila del respeto».
«No ha habido cosas tácticas mágicas, sino una actitud totalmente distinta. En los dos primeros cuartos dejamos en 14 y 10 puntos al CSKA, fruto de una gran defensa. Pero al inicio del partido teníamos problemas en la anotación, pero hemos seguido luchando», declaró.
«El siguiente partido será distinto, pero al menos nos hemos quitado la mochila de respeto ante este gran equipo. Ellos tampoco jugarán como esta noche, porque se van a recuperar y van a jugar de una manera muy distinta», advertía el preparador de Split.
Autocrítico, Tabak se mostró disgustado por «recibir 33 puntos en el último cuarto». Asimismo, dejó una reflexión final en el aire, hablando del arbitraje sin hablar del arbitraje. «El criterio del nivel físico de Moscú al de casa no ha sido el mismo».
Ettore Messina tiró de su propia experiencia para, francamente contrariado con sus muchachos, exponer gráficamente lo que les pasó. «No hay más palabras en castellano que decir que nos han roto el culo. Y si no me arrojo de la última planta del Hotel Lakua es porque hemos cometido el mismo error de la Kinder de Bolonia de la final de 2001: aquí ganamos de 20 el primer partido y luego, confiados en que a este equipo, con esta afición, le íbamos a ganar fácilmente, nos pasaron por encima. Si un equipo con Ginóbili, Smodis, Andersen... puede cometer este error, qué menos se esperará este equipo», soltó.
El de Catania cerró diciendo que «si pudiera entrenar ahora, lo haría». A. G.