Como señala su autor, Mathias Énard en la entrevista, «La calle de los ladrones» es una combinación de novela negra y de novela de viajes teñida por la preocupación, información y crítica sobre la cuestión socioeconómica en Marruecos y Catalunya, en Europa. Lajdar y Bassam son dos jóvenes de 18 años nacidos y criados en los arrabales de Tánger. Siguiendo patrones establecidos, sueñan -la mirada perdida en los buques que cruzan el Estrecho- sobre posibles futuros, hipotéticos amores y emigraciones. En el relato, seguiremos sus vaivenes y asistiremos a los acontecimientos que, al final, los sitúan en la edad madura y expulsan al mundo exterior. Lajdar, lector voraz, se imagina a sí mismo como un nuevo Ibn Battuta, tangerino que recorrió lo que hoy es el mundo islámico durante treinta años. También vive su vida -o la imagina- a través de las novelas francesas de detectives, que devora sin pausa. De hecho, él mismo se convierte en un personaje de los que consume: este factor de suspense e intriga da a la narración otro empujón más, otro cambio de ritmo que -junto a esos Marruecos y Barcelona que Énard nos disecciona- enganchará al lector. Un libro ameno y divertido, bien escrito y bien documentado.