GARA > Idatzia > Iritzia> Txokotik

Txisko Fernández | Periodista

Cambio de estación en clave social

En apenas un par de semanas, la primavera ha estallado en Euskal Herria. Ha merecido la pena esperar a que escampara tras tantos días umbríos para darse cuenta de lo importante que es la lluvia para que, cuando por fin el sol acompaña, los colores renazcan: no hay verde más verde que el de las hojas que comienzan a estirarse de rama en rama; no hay amarillo más verde que el que brota en las campas; hasta el cereal verdea en las tierras del sur; el blanco de la nieve deja paso al verde en las cimas...

Quienes observan el entorno sin prejuicios, ya sea en los núcleos urbanos o en los rurales, podrán discutirme los matices, pero seguro que asienten al leer estas líneas, porque en apenas quince días ha cambiado la paleta de colores que nos rodea.

Soy consciente de que también hay quien no percibe estos cambios e, incluso, quienes no se inmutan ante tan enorme transformación estacional. Los primeros se aferran al pasado casi inconscientemente, por pereza o porque han caído en una frustración perenne; los segundos lo hacen a mala leche (para qué decirlo con florituras) porque no quieren que nada cambie, porque prefieren lo malo conocido a lo bueno por conocer, porque saben que cualquier cambio «incontrolado» (por ellos) abre el camino a una transformación social «controlada» (por los demás).

Llegados a este punto, quizás sería conveniente «poner los pies en el suelo», «poner freno a la imaginación», «dejar la utopía para las pintadas en los muros»... y dejarles que sigan manteniendo todo bajo «su» control. Total, después de esta primavera llegará otro verano -que puede ser sofocante, fresco o espléndido, o las tres cosas a la vez-, vendrá otro otoño -quién sabe cómo transcurrirá- y regresará el invierno -esperemos que sea menos llorón que el último-.

Pues de eso se trata, de cambiar la vida social sin que ello sea motivado por el cambio climático. Transformar las normas para favorecer la convivencia, que es la mejor fórmula para que dejen de ser normas y se conviertan en simples costumbres. No será cuestión de quince días y hay que saber utilizar la paciencia. Y observar detenidamente las transformaciones que se están dando a nuestro alrededor para que la próxima primavera nos pille preparados, ya sea en agosto o en diciembre.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo