Desde el pasado jueves, cuando se produjo la explosión en la planta de fertilizantes de Waco, en Texas, los vecinos del barrio bilbaino de Zorrotza y los aledaños no ocultaban su preocupación. Fue la plataforma Kadagua Bizirik -conformada por distintos organismos ciudadanos- la que no tardó en advertir de que en ese punto de la capital vizcaina están las instalaciones de tratamiento de residuos peligrosos y fertilizantes de Sader.

Las asociaciones vecinales han venido alertando desde el mismo día de la tragedia de Waco de la peligrosidad de Sader y de que, en caso de accidente, «el impacto sería realmente catastrófico», al aventurar que «estaríamos hablando de cientos de muertos frente a las decenas» de Texas. «La densidad de población y el tipo de edificación en altura de Zorrotza difieren notablemente de Waco», precisaron.

Ante la alarma creada entre muchos vecinos, Kadagua Bizirik trasladó a la consejera de Medio Ambiente y Política Territorial, Ana Oregi, su preocupación. Poco después, de forma pública, criticaron que el departamento no se hubiera pronunciado con celeridad. «La respuesta es la de siempre. El silencio es total», lamentaron.

La plataforma ciudadana, según desveló el jueves, indicó que había solicitado información acerca de la existencia o no de un protocolo de emergencia, «ya que es una factoría cuya actividad es peligrosa». No quedó ahí la denuncia, al insistir en que la controvertida factoría emite «emisiones nocivas y malos olores».

Fue ayer cuando Lakua se pronunció, al objeto de tratar de calmar al vecindario. Dijo que la popular Sader -cuyo nombre oficial es Profersa- no tiene nada que ver con la industria de Waco, ya que «no realiza síntesis química». El Ejecutivo advirtió que la instalación cumple «las certificaciones y exigencias de seguridad y calidad» y se fabrican exclusivamente fertilizantes NPK «sin peligrosidad».

Según los datos aportados por los técnicos del Departamento de Medio Ambiente y Política Territorial, en la instalación de Profersa en Zorrotza únicamente se realiza una dosificación física de las distintas materias primas recibidas y no por lo tanto ningún proceso de síntesis química, ya que todas las materias primas se compran a terceros, principalmente importadas. Se trata por lo tanto de un proceso físico.