La Real afrontará con la baja de tres jugadores muy importantes como Illarramendi, De la Bella y Zurutuza un nuevo reto que se le presenta lejos de Anoeta en un campo y ante un rival que se le da especialmente mal como Osasuna. Dentro de la tendencia de Montanier de marcar retos a sus jugadores, la de El Sadar y la del equipo rojillo es una de las pocas pruebas que le faltan por superar a una Real Sociedad que ha roto esta temporada con la negación que le caracterizaba en las anteriores lejos del estadio de Anoeta.

Lleva seis victorias, cuatro empates y una sola derrota en el Bernabéu en sus últimos once desplazamientos y ha conseguido ganar en campos que se le negaban históricamente como el Vicente Calderón, La Romareda, Mestalla, San Mamés o Vallecas. El Sadar es uno de los pocos campos que se le resisten a un equipo de Montanier al que se le atragantan los rivales que se basan en su trabajo defensivo y su capacidad para impedir a los rivales practicar un estilo de juego ofensivo.

Recuerdos dolorosos

Ningún componente de la plantilla realista ha llegado a ganar en Iruñea, donde la última victoria se logró en la temporada del subcampeonato (2002-03, 2-3), con goles de Nihat, Jauregi y Khokhlov. El último punto se sumó en la temporada 2003-04 (1-1) en un partido en el que Xabi Prieto jugó los siete minutos finales. Desde entonces la Real ha perdido los cinco partidos de Iruñea, con un solo gol a favor marcado por Tamudo.

De las cinco derrotas resultó especialmente dolorosa la encajada en la antepenúltima jornada en la temporada del descenso (2006-07). La Real empezaba a creer en la permanencia tras ganar dos partidos seguidos a Nastic y Celta y, cuando muchos aficionados realistas esperaban que en un derbi ante Osasuna volviera a ganar el que más lo necesitaba para mantenerse, como sucedió en la temporada 2000-01 en la última jornada de Anoeta, los rojillos ganaron con dos goles de David López y Nekounam que dejaron a los guipuzcoanos con pie y medio en Segunda División.

Ya el año anterior se había vivido una situación similar cuando la Real llegaba a El Sadar en puestos de descenso a diez jornadas del final y Osasuna también ganó 2-0 con goles de Muñoz y Puñal, de penalti, que motivaron la destitución de Gonzalo Arkonada y su sustitución por José Mari Bakero.

Osasuna no se le ha dado mal a la Real solo en Iruñea. Los dos últimos partidos de Anoeta acabaron con empates sin goles. Es la última asignatura pendiente para los de Montanier, ser capaces de superar a equipos incómodos con una gran disposición e intensidad defensiva que no le dejan espacios para practicar su juego. Le pasa con Osasuna y con otros equipos como el Levante por ejemplo.

Eso es lo que explica por qué la Real ha ganado en campos difíciles como La Rosaleda, Mestalla, San Mamés, Calderón o Vallecas y no ha obtenido los mismos resultados contra equipos que están en la zona baja y plantean otro tipo de encuentros en los que los jugadores realistas no se manejan de la misma manera. Cambiar esta dinámica será otro de los retos para el partido de esta tarde.