La Conferencia de Amigos de Siria, celebrada el sábado en Estambul, se cerró con la escenificación de un alejamiento de posiciones entre lo oposición, que insiste en solicitar armas y entrenamiento militar, y los países occidentales y sus aliados árabes, que insisten, sobre el papel, en buscar una salida política y negociada, aunque es de sobra conocido que Qatar y Arabia Saudí proporcionan armas a los rebeldes. Sin embargo, Gran Bretaña indicó que la Unión Europe (UE) estudiará las próximas semanas el levantamiento del embargo que impide armar a los rebeldes.

El encuentro finalizó con un acuerdo de mínimos que procura, por una parte, volver a buscar el diálogo entre la oposición y Damasco y, a instancias de EEUU, promete canalizar la asistencia militar a los grupos rebeldes armados a través de un comando unificado, el Comando Militar Supremo creado por la Coalición Nacional Siria, para que «no caiga en manos equivocadas».

El primer ministro elegido por la oposición, Ghassan Hitto, confió en que sus aliados acaben suministrando armas al ELS. «La comunidad internacional está avanzando en esa dirección», dijo.

En el mismo sentido, el ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, dijo estar dispuesto a considerar un levantamiento del embargo de la UE sobre las armas si uno o dos países europeos consideran que «no hay riesgo de que caigan en manos equivocadas» y así lo demandan.

Su homólogo británico, William Hague, indicó que la UE abordará en las próximas semanas la cuestión de «suavizar» el embargo tras recalcar que la oposición se ha comprometido a «hallar una «solución democrática» al conflicto y ha condenado el extremismo.

Ya en marzo, Gran Bretaña y el Estado francés propusieron armar a los rebeldes sirios.

El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, anunció que su país doblará, hasta los 250 millones de dólares, con una nueva aportación de 123 millones, su ayuda «no letal» a la oposición, mientras expresaba su confianza en que se pueda lograr una solución política para una transición en Siria.