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No ve puerta

La sequía llega a cotas históricas: 465 minutos sin marcar en casa

Solo en la 1993-1994 -acabó descendiendo- y en la 2008-2009 -se salvó en la última jornada ante el Real Madrid- la escuadra navarra estuvo cuatro encuentros consecutivos sin marcar en su propio estadio.

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Natxo MATXIN

A Osasuna se le nublan las ideas cada vez que encara el marco contrario. Casi podría decirse que es un mal endémico de su historia en Primera, pero que se ha visto acentuado en los últimos tiempos. Hasta cierto punto puede considerarse una rémora lógica en un club al que le resulta complicado retener a sus máximos realizadores y cuya filosofía -independientemente del estilo de juego de los técnicos que han pasado por su banquillo- siempre se ha caracterizado por la norma de que primero hay que defender y después está el atacar.

El problema, en cualquier caso, se ha disparado de manera reciente hasta llegar a cotas históricas de sequía goleadora, lo que habrá que ver hasta qué punto repercute en la lucha del equipo por mantener la categoría. Esa falta de acierto se ha cebado especialmente en los partidos caseros, pues El Sadar ya no es el que era y cantar un gol para los aficionados rojillos en su propio feudo está siendo una tarea en peligro de extinción.

Los números asoman las vergüenzas anotadoras del cuadro navarro y pueden considerarse históricos en este bagaje negativo. 465 minutos son los que acumula Osasuna sin perforar la meta del adversario en su estadio en las últimas jornadas, una cifra que hasta ahora no se había producido nunca en la trayectoria encarnada en la máxima categoría.

Lo más parecido a la situación que se vive en estos momentos sucedió en la campaña 2008-2009, cuando en el comienzo del torneo liguero, la escuadra navarra estuvo hasta 397 minutos sin marcar en casa. Fue entre las jornadas cuarta y décima, que coincidieron con la traumática tansición entre Cuco Ziganda y José Antonio Camacho. Osasuna fue incapaz de marcar frente al Deportivo (0-0), Racing (0-1), Betis (0-2) y Atlético (0-0). La salvación se acabó consiguiendo in extremis, en la última jornada frente a un Real Madrid, que ya no se jugaba nada.

También hay otra temporada con guarismos similares y de infausto recuerdo: la 1993-1994, que acabó con los huesos del equipo en Segunda. Entre la jornada vigesimoquinta y la trigésima no pudo anotar frente a Zaragoza, Athletic y Deportivo -los tres encuentros acabaron 0-0-, amén de Atlético (0-1). Por aquel entonces se llegó hasta los 364 minutos sin marcar en casa.

Esas siete horas y 45 minutos sin que la pelota traspase la línea de gol del contrario suponen una marca sin precedentes que asusta, y mucho, ante lo que está en juego en las seis jornadas que restan para que concluya el campeonato. A Osasuna solo le quedan dos encuentros en El Sadar -Getafe y Sevilla- para enmendar la nefasta estadística, y lo único que consuela es el hecho de que los de Mendilibar parecen encontrarse más cómodos ahora mismo fuera de casa, donde generan más peligro y también golean.

Dos bajas considerables

Puestas a complicarse las cosas, Mendilibar tendrá que buscar solución a la ausencia de dos de los hombres imprescindibles en su esquema: Oier y Armenteros. La polivalencia del primero -ha jugado hasta en cuatro posiciones diferentes en lo que se lleva de campeonato- y la calidad del segundo, aunque no ha tenido suerte de cara a portería, serán difícilmente sustituibles para el envite que este próximo viernes -21.00- tendrá que dirimir Osasuna en el estadio vallecano.

En el caso del lateral, habrá que esperar a ver cómo evoluciona la rodilla de Marc Bertrán. El catalán fue baja para el derbi al sufrir una bursitis en dicha articulación, aunque si nos remitimos a anteriores precedentes de dolencias del futbolista rojillo, lo más probable es que todavía esté en el dique seco unas cuantas jornadas más.

De confirmarse tal extremo, la alternativa es Damià Abella, un jugador que ha perdido en los últimos tiempos su condición de intocable pero que, tras quedarse un par de encuentros en la «nevera», tendría que regresar por necesidad del equipo a la posición de lateral diestro, en la que no ha jugado desde hace bastante tiempo.

En lo que se refiere al enganche -puesto en el que se ha desenvuelto Armenteros en las recientes jornadas-, lo más probable es que sean Nino y Masoud, dos hombres con características bien diferentes, quienes batallen por la titularidad. El primero, que no está muy acertado de cara al gol, aporta una cuota de trabajo que siempre exige Mendilibar, mientras que el segundo tiene la fantasía de ningún otro compañero para desatascar un partido.

tres sesiones

El plantel rojillo dispondrá de tres sesiones para preparar el importantísimo encuentro que jugará en Vallecas. Se adelantan media hora todas ellas, pues serán a partir de las 10.00 en las instalaciones de Tajonar.

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