diálogo en el polvorín balcánico
Perspectivas e interrogantes del acuerdo Belgrado-Pristina
De los cinco estados de la UE que no reconocen a Kosovo, Eslovaquia y Rumanía parecen dispuestas a mover ficha. Pristina está negociando con Grecia y, por delegación, con Chipre. No parece que el Estado español esté dispuesto a asumir la nueva situación.
Pablo GONZÁLEZ Periodista
Belgrado y Pristina han firmado el primer acuerdo que presupone igualdad entre ambas partes. Sin llegar al reconocimiento formal de Kosovo como país, si debería abrir una nueva fase, tanto en las relaciones mutuas como en las perspectivas de otras naciones sin Estado.
El acuerdo, firmado bajo el auspicio de la Unión Europea, entre Kosovo y Serbia es un hito en sus relaciones bilaterales. Es el primer documento firmado que presupone igualdad entre ambas partes, e incluye las bases para que ambas naciones puedan integrarse en la UE. De confirmarse esto con hechos, significaría un claro e inconfundible precedente legal para que cualquier territorio europeo pueda emprender el camino de la autodeterminación, si así lo desean sus habitantes, el de la independencia.
El texto del acuerdo establece que los cuatro municipios serbios del norte de Kosovo van a tener una amplia autonomía. Policía, sistema judicial, sanidad o educación propias son algunas de las potestades que quedarán en manos serbias. A estos cuatro municipios se puede unir, según el acuerdo, otros municipios serbios de Kosovo. Sin embargo, el punto que mayor interés ha despertado es el artículo 14, según el cual se establece que ninguna de las partes va a bloquear o animará a otros a bloquear el camino de la otra parte hacia la Unión Europea.
Repercusión internacional
El acuerdo ha sido ratificado en Belgrado por la parte serbia pese a las amenazas de muerte recibidas por los dirigentes serbios y las protestas de la población serbia de Kosovo. Una vez producida la ratificación, a los cinco países de la UE (Chipre, Eslovaquia, Estado español, Grecia y Rumanía) que siguen sin reconocer a Kosovo como país independiente y que bloquean el desarrollo de sus relaciones con la UE, no les quedarían razones para no admitir a la nación balcánica como miembro de pleno derecho de la comunidad internacional.
Fuentes diplomáticas kosovares han señalado que tanto Eslovaquia como Rumanía parecen dispuestas al reconocimiento una vez cerrado completamente el acuerdo.
También ha habido aproximaciones con Grecia a través de la reunión de los ministros exteriores griego y kosovar. Se espera que las conversaciones con Grecia también ayuden a acercar posturas con Chipre. Sin embargo pocas son las ilusiones sobre un posible reconocimiento de Kosovo por parte del Estado español.
La Corte de Justicia Internacional ya declaró totalmente legal según las leyes internacionales la proclamación unilateral de independencia. No existe prohibición a las declaraciones de independencia y una vez agotadas todas las vías de diálogo, como cuando una parte simplemente no quiere dialogar, la independencia unilateral es una opción totalmente válida. Si finalmente las previsiones se cumplen, y más estados de la UE van reconociendo Kosovo, habrá que ver cuáles son los argumentos que utilizará el Estado español a partir de ahora contra la autodeterminación. Seguir negando esta posibilidad a Catalunya o Euskal Herria puede ir dejando cada vez en mayor aislamiento político a Madrid. A ello se le debe sumar el hecho de que, como ya se ha establecido, la declaración unilateral de independencia es una opción totalmente viable.
Críticas al acuerdo
El acuerdo ha despertado una gran ola de optimismo y felicitaciones dentro de la diplomacia europea. Catherine Ashton, la jefa de la diplomacia europea, se ha involucrado personalmente para que finalmente llegara el acuerdo. Sin embargo. en los países firmantes pocos comparten su optimismo. A pesar de las perspectivas de integración en la UE que abre el acuerdo tanto como para Belgrado, como para Pristina, en ambos países mucha ha sido la indiferencia y numerosas las críticas.
La mayor parte de las población kosovar y serbia ve con buenos ojos la integración en EU, pero admite que es un proceso lento y que todavía pasará bastante tiempo antes de que se empiecen a notar mejoras en el día a día de esos países. Sin embargo, los motivos étnicos e históricos siguen pesando. Así en Serbia no pocos interpretan este acuerdo como la renuncia a Kosovo a cambio de la entrada, aún lejana, en la Unión. La minoría serbia de Kosovo se siente en parte traicionada por Belgrado, que tras usarla durante años como clavo al que agarrarse en sus aspiraciones sobre el territorio, ha visto cómo finalmente la dejan bajo dominio de Pristina.
Por su parte, los albanokosovares han visto cómo finalmente los serbios han conseguido prácticamente legalizar las posiciones de las que ya disponían en Kosovo. Así, los serbios obtienen del acuerdo una amplia autonomía. Esto hace que en el futuro la aplicación de leyes por parte de Pristina en los municipios serbios va a ser casi tan difícil como hasta ahora.
Por todo ello el acuerdo supone una novedad esperanzadora en las relaciones entre Kosovo y Serbia, pero aún se tendrá que demostrar su valía y voluntad de implementación. Por otro lado, los avances en la integración de Kosovo en la sociedad de naciones europeas demuestran que el camino de la independencia es posible dentro del marco, si no internacional, al menos europeo.