Tras varios aplazamientos justificados por la conveniencia de madurar posiciones en el seno de cada parte, la negociación entre el Gobierno colombiano y las FARC se reanuda en La Habana con expectativas de comenzar a cerrar acuerdos. Llega precedida por una imagen de impacto: la del 9 de abril, cuando una marcha por la solución sirvió para que caminaran juntos desde exguerrilleros y grupos de izquierda hasta el presidente, Juan Manuel Santos.

La delegación estatal sigue liderada por Humberto de la Calla, que dijo a su salida para Cuba que Santos les ha dado una «instrucción»: «Queremos resultados. Este es un proceso que no se puede prolongar indefinitidamente en el tiempo, y eso lo hemos dicho claramente en la mesa».

El mes transcurrido desde el fin de la anterior ronda ha servido para «fortalecer el proceso» en palabras de De la Calle. El jefe del equipo negociador gubernamental quiso también marcar músculo recalcando que «esta no será una paz a cualquier costo» y que «no estamos negociando el modelo económico ni la doctrina militar, entre otros de los muchos temas planteados por las FARC fuera de la mesa. Estamos claros en el respeto a la inversión extranjera y la propiedad privada».

Paso libre

En cuanto a las FARC, para esta nueva ronda fortalecen su equipo negociador con seis nuevos miembros: «Pablo Catatumbo», Victoria Sandino Palmera, Freddy González, Lucas Carvajal, Laura Villa y Sergio Ibáñez. Para facilitar su salida del país en dos fases, la Fiscalía colombiana suspendió medio centenar de órdenes de captura que pesaban en su contra. El Comité Internacional de la Cruz Roja les escoltó hacia La Habana.

En cualquier caso, ante la negativa del Gobierno a cesar las hostilidades después de un periodo inicial de alto el fuego de las FARC, los prolegómenos de esta ronda de diálogo han vuelto a estar marcados por enfrentamientos mortales. Según un comunicado del Ejército colombiano, cinco presuntos gerrilleros de las FARC murieron y cuatro fueron capturados en dos operaciones en la selva, en el departamento del Caquetá.

Simultáneamente, un policía falleció a consecuencia de un ataque con armas de fuego a la comisaría de Tame, en el departamento de Aracua, acción que se atribuye a las FARC dentro de su llamado Plan Pistola, que tiene como objetivo a la Policía.

De paso, las FARC aclararon una cuestión obvia pero que estaba suscitando cierto debate en la opinión pública colombiana: Santos no contará con su apoyo para la reelección, pero la guerrilla sí espera que quien sea presidente esté comprometido con este proceso de diálogo.