Raimundo Fitero
Risa floja
Los canales de TVE que se pueden ver en el extranjero pueden considerarse como una muestra de la privatización partidista del ente. Quizá se trate de que están implantando un nuevo formato, El Club de la Mentira, donde salen portavoces ministeriales, directivos orgánicos con aspiraciones de cartera o portafolios, y demás casting de esforzados contadores de historia tétricas, de cuentos peperos que no tiene por dónde agarrarse. Sí se ofrecen en el canal internacional, «La 1», pero con una combinación de asuntos en directo, prefabricados, reportajes y crónicas demenciales, más el canal «24 horas», una oferta que pese a ser premiado por sus compañeros de academia, está perdiendo prestigio porque se ha convertido en un absoluto vertedero, la cosa está clara. En este canal, vi a un presentador que se pegó una liada mortal: dijo algo así como que en un suceso de alcance «han muerto tres muertos». Muchos muertos, muertos y remuertos. Se le quedó cara de susto.
El que no tiene cara de susto, sino pelo y peinado de señorito extremeño, quizás de esos pijos que requiere como salvadores de la economía la delegada del gobierno en Catalunya, que dice que son los únicos que gastan, es Carlos Floriano, un dirigente que juró aquello de que se iban a querellar contra todos, «es decir todos», que aseguraba que Bárcenas ya no trabajaba en el partido que parece una banda, mintiendo descaradamente, y no ha pedido excusas.
Pero le dan minutos, pero minutos y minutos en ese canal, para que vaya desgranando mentiras, más mentiras, falacias, insultos a los parados, a los desahuciados, en un discurso en un acto del PP que se emite para todo el mundo. La suerte para el mundo en general, es que son canales tan malos, que solamente lo siguen los que van con pasaporte español y se topan con los telediarios en sus hoteles.
Y veo en esas condiciones circunstanciales la rueda de prensa del consejo de ministros y aparecen la vicepresidenta y los dos gemelos de los números Montoro y De Guindos, y se ríen. Pero con risa floja. Se ríen de todos los contribuyentes. Son unos malos caricatos. Ahora anuncian lo que todo el mundo sabe, que la cosa va muy mal. E irá peor. Pero se ríen.