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Jiménez exige de nuevo que dimita Barcina tras acudir a una reunión estéril con UPN

Después de poco más de diez meses de la noche en la que Yolanda Barcina echó del Gobierno a Roberto Jiménez, la líder de UPN logró que su exvicepresidente se sentara a una mesa con ella. El encuentro se celebró en el Parlamento y no se llegó a ningún acuerdo. Al término de la sesión, el PSN pidió a Barcina que dimita. UPN acudió con varias propuestas de impulso al empleo, pero Jiménez les instó a que se debatan en la Cámara y no en encuentros bilaterales.

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Aritz INTXUSTA | IRUÑEA

Roberto Jiménez y Yolanda Barcina volvieron a dejarse fotografiar juntos en una mesa diez meses después de la ruptura del Gobierno. Esta imagen no se producía desde que, en la madrugada del 16 de junio pasado, Barcina enviara a un policía motorizado a casa del líder del PSN a notificarle su expulsión del Gobierno. El encuentro de ayer tuvo lugar en el Parlamento. A la salida, Jiménez explicó que han pedido la dimisión de la presidenta, pero que UPN se niega a ceder.

La reunión duró aproximadamente una hora y tres cuartos. Dado que UPN era el que había propuesto la reunión, acudió con 16 medidas para combatir el paro. Por su parte, el PSN le emplazó a que se debatan en la Mesa de Empleo del Parlamento. Eso no impidió que ambos partidos coincidieran en que urge crear puestos de trabajo, lo que Barcina trató de vender como «un pequeño avance». Ahora bien, la presidenta reconoció que prefería negociar estas medidas de reimpulso del empleo entre los dos partidos, por lo que la decisión de PSN de discutir en el Parlamento, en realidad, supuso un fracaso.

El mal estado de las relaciones entre ambos partidos sigue siendo notorio. Barcina abogó por olvidar lo ocurrido hace diez meses para «no hablar de resentimientos». La presidenta aclaró a los periodistas: «No me van a oír valoraciones del pasado porque hay que pasar página de todos los temas personales».

Barcina también remarcó que su decisión de mantenerse en el cargo continúa firme. «La solución no es un nuevo proceso de investidura con elecciones», dijo. Ahora bien, tampoco está dispuesta a asumir ninguna responsabilidad por la parálisis de la acción del Gobierno. «Si no se llega a acuerdos para solucionar los verdaderos problemas, el fracaso será de todas las fuerzas políticas», aseguró.

La presidenta también citó a Alfredo Pérez Rubalcaba durante sus declaraciones tras el encuentro, insistiendo en que el líder del PSOE quiere estabilidad en la Diputación. La favorita de Ferraz, la senadora María Chivite, acudió a la reunión como parte de la delegación del PSN en respaldo de la postura del líder de la formación en Nafarroa.

Jiménez, por su parte, mantiene una distancia prudente con un Gobierno de UPN que hace aguas. La economía navarra lleva ya un año cayendo a mayor velocidad que la media estatal (como volvió a reflejarse esta semana, cuando Nafarroa despuntó como una de las comunidades con mayor destrucción de empleo). Y además, la sombra de corrupción roza a la propia Barcina, puesto que, a todas luces, blindaje judicial afecta al «caso Caja Navarra».

La otra mayoría posible

El principal mensaje que Jiménez trasladó a los enviados de UPN es que los tiempos del «entendimiento bilateral» han terminado. Desde la oposición, el PSN tiene la oportunidad de configurar otra mayoría, de la mano del resto de fuerzas de izquierda, y Jiménez dejó claro que se encuentra cómodo en el medio, sin tomar partido. Su intención es sacar adelante los acuerdos puntuales que le interesen en cada momento.

En este sentido, el PSN insistió en que «tiene que haber vocación y voluntad de búsqueda de consensos, diálogo sin exclusiones». Por tanto, Jiménez ve a UPN como «un interlocutor, lo que no es óbice para tener un diálogo igual con el resto de grupos». El PSN afirma que la relación con el partido de Gobierno es «normal» y asegura que la reunión transcurrió «con corrección y educación».

Por otro lado, hay que tener en cuenta que el PSN puso unas condiciones muy claras para que se celebrase la reunión. La primera de ellas era evidenciar que se trataba de un encuentro entre partidos y no con el Gobierno. La segunda fue el lugar, el Parlamento, que es donde transcurre la actividad política de todos los partidos y aporta un aire de normalidad a la sesión. La tercera condición consistía en dar publicidad a la cita.

Al margen de que pueda haber un diálogo entre ambas formaciones a espaldas de la ciudadanía (como cuando Rubalcaba se reunió con Barcina y Alberto Catalán en marzo), Jiménez quería que esta vez el encuentro y las discrepancias entre ambos se hicieran visibles.

El PSN respondió a la llamada de Barcina con una carta que, al día siguiente, se reprodujo íntegra en los medios de comunicación. En esa misiva, así como en las declaraciones previas al encuentro, Jiménez desveló que no habría acuerdos. UPN intentó romper ese inmovilismo con sus 16 medidas concretas, aun a sabiendas de que con formato de reunión sería imposible profundizar en ellas. El resultado, por tanto, era previsible.

los enviados

Por UPN acudieron a la reunión Yolanda Barcina, Juan Luis Sánchez de Munián, Óscar Arizcuren y Carlos García Adanero. El PSN estuvo representado por Roberto Jiménez, María Chivite, Santos Cerdán, Román Felones y Juan José Lizarbe.

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