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Julián Zapiain Alonso Consejero General Kutxa

Kutxabank, ese gobierno unipersonal saleroso

El BOPV de fecha 30 de diciembre de 2011 publicó las autorizaciones que, desde la Viceconsejería de Hacienda y Finanzas del Gobierno autónomo, se daban a las tres cajas del tercio autonómico para transferir la totalidad de su negocio financiero al banco BBK Bank, SAU (La «U» corresponde a accionista único, en este caso BBK). Las Cajas se quedaban con lo correspondiente a su obra social propia y unos pocos recursos para afrontar la actividad de la misma. A cambio, cada una de ellas recibió un paquete accionarial del banco receptor.

Este, con fecha de 2 de enero de 2012, comenzó su operativa con el nombre comercial de Kutxabank, SA (KB en adelante). Dada su caracterización como sociedad anónima, está sujeto a la Ley de Sociedades Anónimas (LSA) y al real decreto legislativo 1/2010 de Sociedades de Capital. Marcos que definen su estructura de gestión y toma de decisiones. Su capital social y consiguiente propiedad está suscrito por BBK, Kutxa y Vital, con porcentajes respectivos de 57-32-11, cifras que aclaran la realidad de lo sucedido, absorción por parte de la caja vizcaina de sus homólogas guipuzcoana y alavesa. La licencia bancaria la ostenta únicamente KB con número de registro en el Banco de España (BdE) 2095, mientras que las extintas Cajas figuran como entidades que realizan su actividad crediticia de modo indirecto a través de KB (2430 BBK, 2431 Kutxa, 2432 Vital). Así figuran de momento en el Registro de Entidades del BdE. Y en la realidad ni eso, como se demuestra en su actividad diaria, reducidas a meros outlet de su menguante obra social propia.

Hace una fechas, GARA publicaba un artículo titulado «¿Quién controla Kutxabank?» que señalaba una gestión basada en la comisión ejecutiva de la entidad auspiciada por la entente Neguri (PNV-PP), que acapara su Consejo de Administración (CA) (catorce se sus quince componentes actuales) y centralizada en una única persona, su presidente. Pero ¿no debería este seguir las directrices de la Junta General de Accionistas (JGA)? Así debería ser en la literalidad normativa, pero ¿cómo se configura y funciona en este caso la JGA?

Solo lo hace a nivel formal, realmente ni se convoca como debería ser en base a los artículos 97 y 98 de la LSA, para ello se utiliza el artículo 99 de dicha LSA o su correspondiente, el 178 de la Ley de Sociedades de Capital. Al darle un carácter universal (todos los accionistas de acuerdo en su no convocatoria pública), se certifica su funcionamiento con los tres presidentes de las cajas, y esta reunión virtual únicamente avala lo previamente decidido por el CA y este por la comisión ejecutiva, la cual responde a los designios del CEO (Chief Executive Officer, director-jefe ejecutivo) de KB, su presidente Mario Fernández Pelaz. KB en persona. Pero... ¿no deberían ser las asambleas generales de las tres propietarias las que decidieran las posturas y decisiones a tomar por sus representantes en la JGA del banco del cual son sus accionistas-propietarios? ¿No deberían ser esas mismas asambleas las que nombraran sus propios representantes en la Junta General? ¿No deberían ser las que aprobaran, ellas o los representantes, su convocatoria y orden del día o en su defecto el carácter «universal» de la Junta? ¿No deberían ser las que nombraran a los vocales en función de su cuota de representación en el CA de KB, cuota 9-4-2 decidida por los CA de las cajas, modificando lo previamente aprobado por sus asambleas (11-6-3)? La respuesta es afirmativa a todas las cuestiones, pero la realidad es totalmente contraria. Se funciona en «camarilla vizcaina» y únicamente Mario tiene la palabra y el titular. ¿Qué tal sienta ello por Jardines de Albia?

El día 11 de abril se reunieron las asambleas de las tres cajas y, salvo en Vital, que introdujo en su orden del día un tema social como los procesos de ejecución hipotecaria, no se tocó tema alguno que afectara a decisiones sobre la actividad y políticas de Kutxabank, SA. ¡Y son sus presuntas propietarias! Orden del día constituido por información de parte sin contraste ni debate, y el relato de cómo distribuir o afrontar la realidad de la OBS propia a partir del dividendo que KB había tenido a bien librar. Miren ustedes, es la Junta General de Accionistas la que debe aprobar la cuenta de resultados y la distribución de excedentes. ¿Lo hizo?

No es lo que planteo postura radical alguna, pues forma parte, por ejemplo, del programa electoral de la candidatura de impositores-clientes de Vital Kutxa que apoyaba el PNV y encabezaba Juan Mª Ollora. Reza así la reseña periodística de su presentación: Ollora ha apostado porque la obra social tenga fondos suficientes, lo que se garantizará «mediante el control de KB a través de las asambleas de las tres cajas de ahorro vascas, blindando su perfil público». ¿En que ha quedado esta premisa, cuando Ollora es ahora miembro, junto con Viana, del PP, de la comisión ejecutiva de Kutxabank en representación de Vital Kutxa y vemos lo que sucede con el programa Vitalalquiler, por ejemplo?

Debemos recuperar para cada caja su cuota de propiedad, debemos tratar los temas con anterioridad, debemos nombrar a los representantes en los distintos niveles de decisión y administración de la participada Kutxabank y debemos garantizar que se haga una gestión eficiente y de país tanto del negocio minorista depósitos-préstamos como de la cartera de participaciones societarias de KB, intentando volver a los principios fundacionales de estas entidades, actualmente expoliadas en manos de intereses especulativos y ajenos a nuestra realidad social. Porque no estamos en la secta TINA (There is not alternative); muy al contrario, la hay, y lo que se propone como inevitable no es más que una opción político-social.

Tomemos como ejemplo el actual holding La Caixa, conformado en torno a la antigua caja catalana. Este conjunto tiene tres ramas de actividad, una financiera (banco CaixaBank), otra la corporación industrial tenedora de las acciones de empresas no financieras y una tercera de actuación social (fundación). Son los dividendos de las dos primeras (banco y corporación industrial) los que alimentan a la Fundación La Caixa, además de los recursos que esta pueda generar. No se está en proceso de liquidación alguno y esta OBS está dotada de 500 millones de euros para su actividad 2013. ¿Por qué no se optó aquí por este esquema? La respuesta puede ser sencilla: se necesitan las participaciones para computar como recursos propios de «máxima calidad» sus dividendos, y también se pueden realizar activos (vender) para obtener liquidez inmediata, que no solvencia estructural. «Lo exige la normativa Basilea III», dicen, ya. Si algo penaliza esta son las participaciones en entidades financieras y ahí están los dislates de Cajasur Bank, SAU (1.085 millones de euros suscritos como capital social) y el compromiso con la Sareb (banco malo) por un monto de 128 millones. Para estas «inversiones» sí parece haber recursos.

No olvidemos una de las labores históricas de las hoy denostadas cajas de ahorro: ser la referencia accionarial de industrias estratégicas y evitar su deslocalización y venta a multinacionales o fondos de inversión especulativa, cuando no su mero cierre. ¿Está la actual dirección política y gerencial de KB por esta labor? Recodemos las palabras de Iñigo Urkullu en agosto de 2012 cuando ya era candidato a lehendakari: «También hemos entendido la obra social como consecuencia de lo que es la generación de la economía por parte de las empresas participadas por las cajas».

Estamos a tiempo de trabajar por la economía real, la que genera riqueza y empleo, con medidas como la reordenación de las distintas empresas participadas por Gobierno Vasco y KB destinadas a participación accionarial (Ekarpen, Luzaro...), coordinando sus tareas inversoras desde Instituto Vasco de Finanzas (IVF). Estructurar país, en definitiva. Insertando las participaciones accionariales que se poseen actualmente por KB (CAF, Iberdrola, Natra, Natraceutical, Zeltia, Enagas, Petronor...) en un grupo industrial del holding Kutxabank, separándolo de la actividad bancaria. Los excedentes generados por ambas actividades se dedicarían a las OBS de las tres cajas propietarias conforme a las decisiones tomadas en la Junta General de Accionistas de KB. Como decía Albert Einstein: «Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo». ¿Se buscan realmente?

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