nba Play offs
Chandler Parsons logra que Houston evite la «barrida»
El alero de los Rockets aprovechó la ausencia de Jeremy Lin para sumar 27 puntos y superar a los Thunder por 105-103. Atlanta empata su serie ante Indiana y Brooklyn supera su primer «match ball».
Arnaitz GORRITI
A pesar de la ausencia de Russell Westbrook, resultaba difícil creer que los Houston Rockets iban a evitar la «barrida»; esto es, perder por 4-0, en su serie ante Oklahoma City Thunder. Sin embargo, la magnífica actuación del alero Chandler Parsons lo evitó, consiguiendo el primer triunfo para la franquicia texana por 105-103. El hispano-congoleño Serge Ibaka pudo forzar la prórroga, pero su lanzamiento, a escasos centímetros del aro, decidió no entrar.
Ante la ausencia de Jeremy Lin, lesionado en el segundo partido de la serie, James Harden se encontraba demasiado solo, hasta que en la última jornada Parsons acudió a la ayuda: 27 puntos y 10 rebotes, a lo que añadió 8 asistencias. De hecho, Harden bajó sus prestaciones hasta los 15 tantos, errando además sus cuatro triples y añadiendo 10 balones perdidos, pero los texanos respondieron con un juego más coral. El turco Omer Asik sumó 17 puntos y 14 rebotes -8 de ellos en ataque-, el base Patrick Beverly anotó 16 puntos, y el argentino Carlos Delfino puso 13 tantos más saliendo del banquillo.
Ante ese estallido de juego colectivo, Kevin Durant respondía con 38 puntos y 8 rechaces -y 7 pérdidas-, con el buen acompañamiento de los 18 tantos de Reggie Jackson y los 16 de Kevin Martin. Oklahoma siempre fue a remolque, pero pudo forzar la prórroga. No obstante, Ibaka erró su lanzamiento.
Atlanta y Brooklyn ganan
En las otras dos eliminatorias disputadas, ni Brooklyn Nets se dejó eliminar ante los Bulls, ni Atlanta Hawks dejó pasar la opción de empatar a dos su serie con Indiana Pacers.
Brooklyn salvó el primer match ball al imponerse a Chicago por 110-91, en un partido roto con un parcial final de 33-18. Entre Brook Lopez y Deron Williams sumaron 51 puntos, 13 rebotes y 12 asistencias. El base Nate Robinson, estrella del cuarto partido, esta vez no pudo ser el héroe, pese a sus 20 puntos.
Atlanta, por su parte, ganó por 102-91 a unos Pacers que no ganan en Georgia desde 2006. Josh Smith, con 29 tantos y 11 rebotes, fue el amo del duelo.
«Soy un pívot NBA de 34 años. Soy negro. Y soy gay». Así de claro lo explicaba Jason Collins en una carta enviada a la revista «Sports Ilustrated».
El primer jugador de la NBA que reconoció abiertamente ser homosexual fue el ex de los Cavaliers John Amaechi, pero lo hizo público una vez retirado. Collins, a sus 34 años, es el primero en declararlo estando activo.
«Ahora soy agente libre, literal y de forma figurada. He llegado a ese momento en la vida en el que puedo hacer lo que quiera. Y lo que quiero es seguir jugando al baloncesto. Todavía amo este juego y tengo cosas que ofrecer. Mis entrenadores y compañeros lo reconocen. Al mismo tiempo, quiero ser genuino, auténtico y verdadero», explicaba este pívot, elegido en la primera ronda del draft de 2001 por Houston, y que ha jugado para New Jersey, Memphis, Minnesota, Atlanta y Washington.
Las reacción fue inmediata. «Estoy muy orgulloso de él», dijeron su gemelo Jarron y el exjugador y exentrenador Kurt Rambis. «No escondas quién eres por la ignorancia de otros», dijo Kobe Bryant; «es grandioso que Jason tenga la fuerza para dar a conocer su realidad», afirmó Nash; «lo mejor para la salud mental es sentirte cómodo contigo mismo; te hace ser mejor persona», dijo Metta World Peace. La NBA aplaudía su paso. GARA
El jugador francés de los Atlanta Hawks Johan Petro viajó desde Miami tras estar con su hijo recién nacido Jacob. Llegó 90 minutos antes del choque en un jet privado para jugar el partido y ganarlo. El pívot salió de titular para aportar 4 puntos, 8 rebotes y 3 asistencias en 22 minutos de juego.
El técnico PJ Carlesimo y el pívot Brook Lopez, de los Brooklyn Nets, sumaron sendas marcas ante Chicago. El entrenador no sumaba dos victorias en play offs desde que en 1996 dirigía a los Blazers. Lopez emulaba a Ewing cuando, en 1996, anotaba más de 20 puntos en cinco partidos seguidos a los Bulls.