Tal y como nos descubren algunas imágenes de este teléfono inteligente, el aparato cuenta con una pantalla compuesta por una cuadrícula de pines que se mueven hacia arriba o abajo hasta formar caracteres en formato braille. Es decir, su superficie cambia de forma mientras muestra al usuario las diferentes informaciones, incluso imágenes táctiles, que está recibiendo el smartphone.

El hecho de que en los nuevos teléfonos inteligentes hayan desaparecido los botones físicos, sustituidos por pantallas táctiles, no ayuda en casi nada a aquellos usuarios que se ven en la obligación de utilizar el braille. Esa falta de respuesta táctil impide a los usuarios con problemas de baja visión o invidentes desenvolverse con cierta soltura con los teléfonos móviles y a pesar del avance en esta materia que supuso la irrupción de aplicaciones como Siri y SayText.

Algunos fabricantes han intentado evitar estos obstáculos mediante modificaciones en el software y a través de apoyos sonoros o desarrollando teclados adaptados a invidentes, pero la creación de Sumit Dagar puede resultar definitiva gracias a las facilidades que aporta a sus usuarios.

Superado el proceso de validación, este invento supondrá -en opinión de varios expertos encargados de evaluarlo- un avance definitivo en la mejora de la calidad de vida de estas personas y gracias a los avances que se están llevando a cabo en el campo de las nuevas tecnologías. De esta manera, el smartphone de Dagar se une a dos proyectos de reciente gestación: el primer ojo biónico que puede ser implantado en la retina de quienes sufren retinosis pigmentaria y las gafas para personas con problemas de visión muy baja. Según declaró el propio Sumit Dagar en su página de internet (1.sumitdagarfolio.appspot.com), «este dispositivo ofrecerá una plataforma innovadora que permitirá una nueva dimensión de comunicación con los usuarios».