Hay respuestas gubernamentales de manual. Una de ellas es culpar a la oposición de los fracasos propios en la búsqueda de acuerdos, alegando la existencia de una conspiración opositora. Suele hablar de pinzas entre PP e IU como hacía Felipe González cuando gobernaba, o de la alianza entre «ilegalizadores e ilegalizados» a la que solía hacer referencia el Gobierno de Ibarretxe. Otra de esas fórmulas exculpatorias es la de recurrir al término «autoexclusión» cuando se pretende dejar a alguien fuera de un acuerdo. En ocasiones se alcanzan extremos paradójicos. En la pasada legislatura algunos impulsores de la Ponencia de Paz y Convivencia llegaron a decir que la izquierda abertzale se había «autoexcluido» de sus trabajos, cuando en realidad estaba ilegalizada, fuera del Parlamento y no podía participar.

En menos de una semana, el Gobierno de Lakua ha caído en estas prácticas en dos ocasiones y en ambas ha sido a cargo del portavoz del Ejecutivo, Josu Erkoreka, y viniendo a corregir los argumentos esgrimidos antes por el lehendakari.

El pasado miércoles, hace una semana, Iñigo Urkullu anunció la retirada de los presupuestos por la relajación del déficit y la posibilidad de rehacer un nuevo proyecto. Y al día siguiente Josu Erkoreka aseguró que la retirada se debía al bloqueo de la oposición a las cuentas y que no habría ningún nuevo presupuesto.

Este lunes, en una conferencia, el lehendakari, Iñigo Urkullu ofreció «un pacto de país» a PSE y PP. Explicó que esta oferta no se extendía a EH Bildu porque «su modelo social y económico es radicalmente diferente al del PNV». Y, de nuevo al día siguiente, Josu Erkoreka apostilló las palabras del lehendakari. En su rueda de prensa de ayer tras el Consejo de Gobierno, el portavoz intentó justificar la exclusión hablando de «autoexclusión».

Afirmó Erkoreka que la coalición independentista ha dado ya tres negativas rotundas al entendimiento con este Gobierno y con el PNV. La primera, en las conversaciones de octubre tras las elecciones; la segunda, sobre los presupuestos; y la tercera, tras el documento de mínimos entregado por el lehendakari.

Ocurre, sin embargo, que también el PSE ha respondido con similares negativas al PNV en esos tres mismos momentos. Con el agravante de que, según fuentes jeltzales, el lehendakari ha considerado una descortesía que Patxi López ni siquiera le diera una respuesta a su última oferta.

Así que había que buscar algún otro añadido para justificar la «autoexclusión» de EH Bildu. Y Josu Erkoreka la encontró en el apoyo de la coalición a la huelga general convocada para el 30 de mayo por la mayoría sindical vasca. Según el portavoz del Gobierno, los convocantes «han dicho claramente que se trata de una huelga que tiene, entre otros objetivos, cambiar el Gobierno», así que «no parece posible un pacto de estabilidad con quien se mueve en estos parámetros». Hay que buscarlo con quienes, como PSE y PP, «están en una actitud favorable o, por lo menos, no radicalmente contraria a la búsqueda de un marco de estabilidad».

PSE: Nada de soberanismos

El PSE respondió ayer también a través de los medios a la oferta de acuerdos que les hizo el lehendakari en una conferencia. Rodolfo Ares explicó que su partido está abierto a alcanzar acuerdos sobre las materias que ya han puesto encima de la mesa, y que son la activación económica y la creación de empleo, el sostenimiento de los servicios públicos y la reforma institucional de las administraciones públicas. Y, por supuesto, una reforma en profundidad de la fiscalidad que incluya «planes de inspección fiscal conjuntos de las tres haciendas forales para luchar contra el fraude de forma decidida, conexión informática de las bases de datos para no dar ventajas a los defraudadores».

Rodolfo Ares cerró su intervención diciendo que «sobre esto estamos dispuestos a hablar los socialistas, pero que no cuenten con nosotros para otras cosas». Y luego explicó que quien quiera recorrer un camino autodeterminista y soberanista «nos tendrá en frente».

Ares también criticó que desde el PNV se les lancen todo tipo de acusaciones en mítines y entrevistas, y luego se les invite a pactos. «El PNV -dijo Ares- tiene que aprender a respetarnos y asumir lo antes posible que no estamos para ser la tabla de salvación del PNV, sino para ser su alternativa».

PP: También en Gipuzkoa

El presidente del PP de la CAV, Antonio Basagoiti, hizo su propia lectura de la oferta de Urkullu, que en líneas generales aplaudió. A través de su blog, demandó que ese pacto de estabilidad sostenido por PNV, PSE y PP se extienda a Gipuzkoa, «donde son muchos los ciudadanos que lo están pasando mal por el bloqueo de Bildu, por su política de estar más con las obsesiones de la izquierda abertzale. Entiéndase por obsesiones, los únicos asuntos que parecen importarles, presos, euskera, independencia, ruptura etc...».

Basagoiti defiende que ese pacto a tres, cuya paternidad reclama, es algo «absolutamente necesario para que Euskadi eche a andar de una vez por todas». Y sostiene que también hace falta en Gipuzkoa, «pieza clave de Euskadi», cuyos dirigentes «no están en esto».