Al menos trece personas murieron y 70 resultaron heridas ayer por la explosión ayer de un coche bomba en la plaza de Al-Marya, en el centro de Damasco, informó la agencia de noticias oficial siria, Sana, que responsabilizó al «el terrorismo financiado y respaldado internacionalmente» de la «masacre terrible contra civiles sirios en el centro comercial e histórico de Damasco».

El presidente del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman, señaló a Efe que la explosión ocurrió cerca de la puerta trasera de la antigua sede del Ministerio del Interior, que fue trasladado hace dos meses de ubicación tras un ataque.

Participación directa

Por otro lado, Hassan Nasrallah, líder de Hizbulah libanés, evocó ayer una posible participación directa de Irán y de su poderoso movimienti chií sobre el terreno en la guerra siria «los amigos de Siria» no permitirán la caída del régimen de Bashar al-Assad. También reconoció por primera vez el «compromiso» de sus tropas en la región de Qussair, cercana a la frontera con Líbano, y en el importante enclave religioso chií de Sayeda Zeinab, al este de Damasco, informó AFP.

«Siria tiene en la región varios amigos de confianza que no permitirán que el país caiga en manos de EEUU, Israel o los grupos takfiri», en referencia a los extremistas suníes, declaró a la cadena Al-Manar. Y advirtió que si la situación se agrava, «los movimientos de resistencia y otras fuerzas estarán obligadas a intervenir de manera eficaz en la confrontación sobre el terreno».

Además, Nasrallah desmintió de modo rotundo que su movimiento enviase un avión no tripulado (drone) a Israel, como denunció Tel Aviv, y le advirtió contra un ataque a Líbano.