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Muerte de Iñigo Cabacas

La familia Cabacas plantea una investigación parlamentaria

Los padres del joven fallecido por un pelotazo de la Ertzaintza explican en la Cámara que se han sentido abandonados, acusan a Rodolfo Ares de «engañarnos y mentir vilmente» y proponen una comisión. La abogada subraya que actuaciones del Departamento no aparecen en el sumario

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Iñaki IRIONDO | GASTEIZ

«Pido la ayuda de todos, sin excluir a nadie, para que esto se pueda resolver». La frase de Manolo Cabacas resume la petición que la familia de Iñigo hizo ayer a los parlamentarios de la Comisión de Instituciones, Seguridad y Justicia. Se complementa con el ruego de su madre, Fina Liceranzu: «Os pido un poco de humanidad».

Los padres de Iñigo Cabacas y sus abogadas, Jone Goirizelaia e Irma Orozko, comparecieron ayer ante el Parlamento a petición propia, para informar sobre la situación del caso y pedir la implicación de la Cámara. Al comprobar la disposición de todos los grupos para llegar hasta el fondo del caso, la familia acabó solicitando la creación de una comisión de investigación que aclare los hechos y aborde las responsabilidades políticas que pudieran derivarse de los mismos. EH Bildu ya ha recogido la petición y le ha dado forma oficial.

Ocultación al juzgado

La primera en tomar la palabra fue la abogada de la acusación particular, Jone Goirizelaia, quién comenzó advirtiendo de que no podía desvelar lo que ocurre en la instrucción, pero explicó que el Parlamento sí puede recabar información sobre diversas cuestiones pidiendo explicaciones al Departamento de Seguridad. Expuso distintas actuaciones que según declaraciones de responsables de Interior en la Cámara o de informaciones de medios de comunicación se han producido pero que no figuran en la instrucción judicial. (El detalle esta en al página contigua).

Goirizelaia y la familia Cabacas pidieron a los parlamentarios que no se escuden en la existencia de una investigación judicial para no atender a sus solicitudes. «La familia -expusieron- pide justicia, una justicia que no puede ir en contra de la verdad ni de la realidad de los hechos. Su conocimiento es necesario para el esclarecimiento de lo sucedido».

En torno a la investigación judicial, Goirizelaia alabó la actuación de la jueza, que ha optado por escuchar primero a los testigos, cerca de ochenta ya, para luego llamar a los imputados. Aseguró que es una vía lenta pero eficaz. Sin embargo, tanto la abogada como la familia criticaron la inacción de la Fiscalía que, en contra de su obligación, no participa en la investigación y sin embargo hace declaraciones públicas sobre su buena marcha que causan verdadero dolor a los allegados de Iñigo.

Pacto de silencio

El padre de Iñigo Cabacas, Manolo, mostró su temor a que en el seno de la Ertzaintza exista un «pacto de silencio» que se pretenda imponer incluso a la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia. Recordó informaciones periodísticas que recogían que, tras la revelación de las grabaciones policiales hecha por GARA y la reacción del Departamento de apartar de sus puestos a algunos agentes, hubo amenazas de huelga y una exigencia sindical clara de que «no nos dejen tirados».

La madre de Iñigo, Fina Liceranzu, recordó que lo que le ocurrió a su hijo, según los testigos, les pudo pasar a más personas. Por eso, dirigiéndose a los parlamentarios y a la condición de padres y madres de algunos de ellos, les rogó «un poco de humanidad».

Todos los grupos parlamentarios se mostraron receptivos con las peticiones de la familia y la arroparon en su dolor. A la vista de esta buena actitud, la familia de Iñigo Cabacas dio un paso más y pidió al Parlamento la creación de una comisión de investigación, que sirva para esclarecer lo ocurrido y para fijar los cambios precisos para que hechos de ese tipo no vuelvan a ocurrir. EH Bildu recogió el guante de inmediato, a la espera de que el resto de los grupos parlamentarios apoyen la iniciativa próximamente.

«Las instituciones nos dejaron solos»

La comparecencia estuvo cargada de una enorme emotividad cuando tomaron la palabra los padres de Iñigo Cabacas y estalló cuando al final de la sesión se ofreció el testimonio de Laia, la joven malagueña que le atendió en primera instancia tras recibir el pelotazo y que aparece en el documental «La herida abierta».

Manolo Cabacas comenzó pidiendo justicia para su hijo, y con palabras de consuelo y apoyo para Trasto, un ertzaina íntimo amigo de Iñigo desde la infancia y que sabe que, como otros muchos agentes, lo está pasando muy mal. También explicó que había contratado una abogada de la izquierda abertzale no por afinidad política, sino por un cúmulo de circunstancias casuales que a la postre hicieron que la viera fuerte para poder llevar adelante el caso.

Manolo Cabacas recordó que tras la muerte de Iñigo la familia se sintió sola y abandonada por las instituciones. Apuntó que «solo nos echaron una mano la Iglesia, la directiva y los jugadores del Athletic y el presidente de la Real Sociedad».

No olvida que Rodolfo Ares «nos engañó y mintió vilmente», prometiendo ayuda y colaboración, para luego «desaparecer de nuestra vista. Solo le volvimos a ver en los medios, mancillando a nuestra familia». A la actual consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, le dijo que si quiere estar cerca de la familia, él está dispuesto a estar con ella. Sin embargo, apuntó que viene actuando «igual que Ares», nos ofrece apoyo pero luego la familia no lo siente y también lee y ve informaciones que le duelen.

Fina Liceranzu, madre de Iñigo, afirmó que «a mi hijo lo mataron con premeditación, alevosía y nocturnidad» Recordó que le dispararon a cinco metros y por la espalda, cuando trataba de proteger a una chica. Especialmente duro fue cuando evocó que al llegar al hospital «mi hijo tenía lágrimas de sangre en los ojos. Sangraba por los oídos y tenía lágrimas de sangre. Yo lo vi».

En su última intervención, mientras buena parte de los asistentes contenía las lágrimas en los ojos tras el testimonio de Laia, Manolo Cabacas recordó que cuando se produjeron los hechos ETA no actuaba ni había kale borroka. «¿Por qué lo hicieron? -preguntó sobre la intervención de los ertzainas- Tenían odio acumulado y lo descargaron con esa gente. Nunca lo entenderé». I.IRIONDO

 
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