Tras los sucesos de aske gunea de Donostia
Impulsan grupos de protección locales contra las condenas políticas
Eleak hizo un «llamamiento urgente» ayer para que se construyan redes de protección locales para proteger a los ciudadanos de leyes injustas que minan sus derechos civiles y políticos. Con la experiencia de Aske Gunea como punto de partida, distintos grupos que han llevado luchas ejemplares animan a la sociedad a autoorganizarse de manera pública en su ámbito cercano para salir en defensa de las víctimas de la represión política.
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
Colectivos de distintos puntos de Euskal Herria, aunados en el movimiento Eleak, instaron ayer en Iruñea a activar redes locales de protección, barrio a barrio, que sirvan de blindaje para quienes son perseguidos por leyes injustas. Con la mirada puesta en lo ocurrido en el Aske Gunea de Donostia, Eleak subraya que hay que dar pasos «más profundos, con más gente, más contundentes y más desobedientes», porque los dados hasta ahora aún no son suficientes.
En la rueda de prensa que ofreció Eleak estuvieron presentes grupos que han vivido ya este tipo de experiencias, como Gasteizko Ekaitz Etxean Ekimena, Bilboko EZPAM! Ekimena, Oreretako Gure Etxeko Ateak Zabalik Dituzue Ekimena o Donostiako Askegunea. Junto a ellos,tomó la palabra un portavoz de los jóvenes procesados en Barañain. Entre todos lanzaron una llamada de emergencia para que la sociedad se comprometa y se organice de manera autónoma para preservar los derechos civiles de las personas. A su juicio, Aske Gunea ha liberado una energía y un potencial que aún no se ha valorado convenientemente. Lo ocurrido en el Boulevard donostiarra supone que la sociedad se ha impuesto a sí misma un reto al que ahora hay que plantar cara.
«Este es un llamamiento al compromiso y la autoorganización para hacer frente a este reto. Porque, a pesar de los logros importantes, todavía no es suficiente», explicaron. «La lucha de todos ha parido una posibilidad y aprovecharla está en nuestras manos y es nuestra responsabilidad», subrayó Eleak.
Desde sus propias experiencias, advirtieron de que no todas las acciones tendrán tanto éxito ni generarán tanta ilusión como Aske Gunea. A pesar de ello, confían en que estas redes de protección locales pueden convertirse en los «ladrillos» con los que levantar «una muralla que dé calor y cariño a los imputados y que cierre el paso a los agresores». Así, los pequeños pasos que se puedan dar desde las redes autónomas «ayudarán a avanzar camino adelante».
Eleak afirmó que «los objetivos que nos proponemos solo podrán salir adelante a través de iniciativas concretas». Por ello, su apuesta pasa por «redes públicas desobedientes que evidencien ante el resto de la sociedad la injusticia». El cometido de las redes es «la protección de nuestros vecinos y compañeros en riesgo de sufrir represión por leyes injustas».
Según explicaron, la estrategia hoy consiste en defenderles «ofreciéndoles refugio» o en «impedir o dificultar con nuestros cuerpos la detención». Pero Eleak no se cierra a «cualquier otra forma de protección que nos soliciten las personas implicadas o la dinámica que generemos entre todos».
La preparación de estas redes debe comenzar de inmediato «a plena luz» y con urgencia, sin esperar a que tengan que ser activadas. Según explicó Txerra Bolinaga, este proceso preparatorio puede suponer un también un freno de las políticas represivas del Estado y también un «blindaje» para las personas que ahora están imputadas. Además, consideran que el compromiso que suponen estas redes no puede reducirse a los jóvenes, sino que deben implicar a más sectores.
Eleak se declara consciente que la participación en estas redes puede ser objeto de persecución, pero afirma que eso también forma parte del compromiso por las libertades. Y, además, recuerda que existen muchos casos de vulneración de derechos y de acusaciones injustas que pesan sobre ciudadanos vascos concretos. Entre otros, recordaron los casos de los «tartalaris», los piqueteros de Bilbo, los familiares de Iñigo Cabacas o quienes han cometido «delitos de opinión». Es por tanto, una lucha «con un horizonte a largo plazo, con paciencia, pero con el objetivo de ir in crescendo».
En último término tomó la palabra Luis Goñi, uno de los procesados de Barañain y que se enfrenta a una pena de seis años de cárcel (ondena que aún debe revisar el Supremo). Goñi afirmó que ya se trabaja en su red de protección y que habrá un debate el próximo día 23 en la sociedad Kaskallueta.
Eleak se propone avanzar con pequeños pasos hacia un nuevo escenario en el que la sociedad, por sí misma, sea capaz de garantizar los derechos civiles y políticos de todas las personas. Por ello, trasladó ayer su objetivo en forma de batería de preguntas. «¿Y si la próxima vez, en lugar de tres horas, necesitan 24 horas para llevárselos? ¿Y si la siguiente a la próxima la protección es tan amplia y tiene tanta determinación que no pueden llevarse a nadie? ¿Y si no los encuentran? ¿Y si, al final del camino, conseguimos que no haya nadie que necesite protección?», sugirió en voz alta Eleak.
Asumen que la consecución de un objetivo tan ambicioso no se dará de un día para otro, sino que requerirá de compromiso, pasos adelante, organización y esfuerzo. El nacimiento de las redes de protección entre vecinos, las experiencias que se generen y la forma de relacionarse unas con otras, son la apuesta y el compromiso de Eleak.
De la firmeza, la acción pública y los nuevos mecanismos de desobediencia que logren crear estas redes locales dependerá el cumplimiento de un objetivo sumamente ambicioso. Eleak usa la metáfora de los pequeños ladrillos con los que construir una «gigantesca muralla» solidaria. Ahora arranca el proceso de construcción y Aske Gunea ha sido una de las piedras angulares. A.I.