Manuel y Josefina, padre y madre de Iñigo Cabacas, comparecieron ayer en el Parlamento de Gasteiz a petición propia y con un mandato: que todos los grupos hagan lo que esté en su mano para que se conozca la verdad de la actuación policial que causó la muerte de su hijo y para que puedan obtener una justicia que aun hoy se les sigue negando. En una intervención cargada de sentimiento, evocaron la falta de apoyo institucional que sintieron entonces, haciendo hincapié en la actitud del exconsejero de Interior Rodolfo Ares, quien incumplió la promesa de colaboración que les hizo. «Nos mintió vilmente», denunciaron.

Los representantes de todos los grupos parlamentarios se mostraron receptivos y, además de mostrar su solidaridad y cercanía con la familia, expresaron su compromiso con la tarea encomendada. Así, el parlamentario del PNV Iñigo Iturrate aseguró que su formación no va a propiciar ningún manto de silencio. Desde luego, si esta disposición es sincera, no queda más que felicitarse, puesto que quizá así pueda ponerse fin a la sensación de impunidad que rodea a este caso desde el primer momento. En la misma comparecencia, Jone Goirizelaia, abogada de los padres de Iñigo, explicó que ninguna las grabaciones que existen sobre lo ocurrido ha llegado a las manos de los jueces, y que en la instrucción tampoco figuran los comprobantes que deben firmar los agentes que utilizan material antidisturbios. De hecho, a día de hoy no se sabe en qué consiste la labor de los cinco ertzainas supuestamente destinados a labores de investigación, puesto que su aportación ha sido nula. Es por tanto lógico que tanto ella como Manuel Cabacas se preguntaran si existe un pacto para cegar todo intento de conocer la verdad.

Mikel Unzalu (PSE) les pidió que tuvieran confianza en el Estado de derecho, pero este no les ha dado motivos para ello. Tampoco los grupos que han eludido sus responsabilidades o han calificado de accidente lo ocurrido. Poner en marcha una comisión de investigación sería un primer paso para recuperar esa confianza.