Un padre afgano mata a su hija en público para «lavar» el honor de la familia
GARA | KABUL
En presencia de 300 personas, un afgano mató a finales de abril a su propia hija con un fusil Kalashnikov para «lavar» el honor de la familia porque la joven había huido con un primo.
Más de once años después de la caída del régimen de los talibanes, célebre por la vulneración de los derechos de las mujeres y por sus ejecuciones públicas, y del comienzo de la ocupación occidental, este nuevo caso de «crimen de honor» en Afganistán ha suscitado una enorme indignación, sobre todo porque de momento no se ha detenido a nadie.
Halima era oriunda de un recóndito pueblo de la provincia de Badghis, fronterizo con Turkmenistán, y huyó con su primo mientras su marido y padre de sus dos hijos se encontraba en Irán, explicó a AFP por teléfono el jefe de la Policía provincial, Sharafudin Sharaf. Dos días después, el primo abandonó a la joven, de entre 18 y 20 años. Su padre la encontró y se la llevó a casa.
«Pero la gente comenzó a hablar en la aldea de lo que había ocurrido y un sobrino del padre, un religioso que enseña el Corán en una escuela, le dijo que su hija debía ser sancionada con la pena capital», según Sharaf.
Según Amnesty International (AI), la ejecución se produjo el 22 de abril en Kookchaheel. Tuvo lugar delante de entre «300 y 400 personas» y fue grabada, según una activista de derechos humanos de Baghdis, que aseguró a AFP haber visto el vídeo. «En él Halima está arrodillada y viste un largo chador. Un mulá pronuncia la oración fúnebre y luego su padre, situado detrás de ella, dispara tres balas con un kalashnikov a unos cinco metros», describió esta mujer desde el anonimato para evitar represalias. «Su hermano constata después su muerte y se echa a llorar», dijo.
Violencia endémica
En algunas comunidades musulmanas muy conservadoras, los acusados de adulterio son lapidados hasta la muerte. No se sabe con certeza si hubo adulterio entre Halima y su primo. Nadie lo confirmó. Según la activista de Badghis, el marido de Halima se oponía a la ejecución e intentó regresar a la aldea antes de que se produjese.
La Policía de Badghis dijo haber ido a la aldea dos días después del crimen pero el padre de Halima y su familia habían huido. «Intentamos detenerles pero es una zona inestable que linda con la provincia de Herat donde los talibanes están activos», justificó el jefe policial.
«La violencia contra las mujeres sigue siendo endémica en Afganistán y los responsables de ella pocas veces acaban ante la Justicia», lamentó AI.
Afganistán adoptó en 2009 una ley contra las bodas forzosas, la violación y otros abusos cometidos contra las mujeres, pero no se suele aplicar, aseguró.