Bad Religion y Descendents pueden considerarse dos de las formaciones pioneras en el encuentro del punk acelerado con la melodía. Las dos bandas son californianas y creadas con un año de diferencia, 1979 en el caso de Bad Religion y un año antes para Descendents. El éxito se lo llevaron Bad Religion con sus pegajosas e inacabables melodías. Treinta años después el jarmore melódico continúa su rumbo sin variaciones. Parece imposible que quede un estribillo que no se haya musicado ya, pero todavía siguen surgiendo grupos y prolongándose la vida de los veteranos, como el caso de Pennywise, en activo desde 1998. Curiosamente son de la misma localidad que Descendents, Hermosa Beach, por lo que el sonido del grupo también está ligado al surf , sin obviar el mundo del skate. Sin embargo, no todo son letras felices, en ocasiones la crítica también forma parte de la esencia.

«All or nothing» es un calco de lo tocado y cantado desde hace más de treinta años. Suena reiterativo, agobiantemente similar a todo lo escuchado dentro del género: batería a toda velocidad con el bajo galopando a la par, guitarra rítmica con las cuerdas asfixiadas, mínimos riffs y las eternas melodías y coros. Con todo, el asunto tiene mérito, ya que encuentran estrofas y apoyos vocales que no se hayan escrito mil veces es complejo y Pennywise cuenta en «All or nothing» con algunos ejemplos sorprendentes: «Revolution», «Stand strong», «Seeing red», de las más variadas, «We have it all» o «Locked in». Canciones que son como una base de datos de estribillos para las formaciones punk que deseen tomar un «prestado».

La escucha de las catorce canciones resulta empalagosa, un concierto una posible indigestión, pero el estilo cuenta con jóvenes incorporados y veteranos que crecieron con Pennywise o con Bad Religion y sus interminables colecciones de armonías y riffs de diez segundos, al margen de los cientos y cientos de grupos sumergidos en las venturosas melodías.