PÚBLICO.ES. Juan Carlos Escudier 2013/5/1
Vamos a reírnos otra vez de Evo Morales
(...) La última oportunidad para reírse del presidente de Bolivia se ha producido esta semana, cuando en una entrevista admitía que no le gustaba leer y que a veces lo máximo que hacía con un libro en las manos era echar un vistazo al título, a algún capítulo o algún párrafo. (...)
Pues bien, la sincera declaración de Morales coincidía con la promulgación de la ley del Libro y la Lectura, una norma que, según dijo, debería permitir que los niños bolivianos adquiriesen de pequeños el hábito de la lectura. ¿Que cómo se consigue eso? Pues aplicando un IVA cero a la venta de libros y publicaciones impresas de producción nacional e internacional, algo que los editores que aquí se burlan del indio llevan reclamando a nuestro ilustradísimo Gobierno. (...)
Está visto que con este hombre el país se encamina a un precipicio. Lo certifica el propio Banco Mundial: «En materia económica, como consecuencia de los elevados precios de los productos básicos que exporta el país, por ejemplo la soya, y una prudente política macroeconómica, la tasa de crecimiento promedió un 4,8% en los últimos siete años. Se han alcanzado importantes superávits en cuenta corriente desde 2003 y el balance fiscal pasó a ser positivo desde 2006. Gracias a este desempeño y al pago de compromisos, la deuda pública bruta disminuyó del 94% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2003 a menos del 40% en 2012. Las reservas internacionales aumentaron desde menos de US$1.000 millones a más de US$14.000 millones en los últimos años. Los depósitos y los créditos bancarios se han más que triplicado en los últimos siete años y los bancos han reforzado su solvencia y liquidez. La incidencia de pobreza se redujo del 63% en 2002 al 45% en 2011». En definitiva, un desastre.
Afortunadamente, en España se ha cerrado a tiempo la puerta de la política a sujetos tan poco preparados como Morales y tan populistas. Aquí disfrutamos de eminencias, sobre todo en materia económica. ¿Lo del indio? Para partirse, oiga.