La oposición siria recela de la conferencia propuesta por Moscú y Washington
GARA | BEIRUT
La Coalición Nacional Siria (CNFROS) expresó ayer su temor de que la conferencia de paz anunciada ayer por Rusia y Estados Unidos sea una iniciativa encubierta para presuadir a la oposición de que acepte al presidente sirio, Bashar al Assad, como jefe de Estado en caso de que se cree un gobierno de transición. La CNFROS insistió en seguir rechazando el diálogo con el Gobierno sirio, al día siguiente de que el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, pidieran a las partes que buscaran una solución dialogada. «Antes de tomar cualquier decisión, necesitamos conocer cuál sería el papel de Al Assad. Este punto no ha quedado claro y consideramos que ha sido intencionado para tratar de presuadir a la oposición antes de que se tome la decisión», afirmó Samir Nashar, uno de los miembros de la Coalición, que teme que Washington deje de insistir en la partida de al Assad.
El grupo opositor valoró «todos los esfuerzos internacionales que piden una solución política» al conflicto sirio, pero destacó que esa solución debe «comenzar con la partida de Bashar al Asad y sus altos cargos». Por su parte, la Unión Europea se mostró «muy satisfecha» ante este acuerdo y dispuesta a «ayudar de cualquier manera posible, y espera que la conferencia sea el principio de un proceso de paz»
Igualmente, el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Lakhdar Brahimi, consideró que dicha conferencia supone «la primera noticia esperanzadora» para Siria en mucho tiempo.
El primer ministro británico, David Cameron, que mañana abordará la crisis siria con las autoridades rusas en Moscú, saludó la iniciativa, que considera «un paso adelante». «Hay una necesidad urgente de iniciar negociaciones adecuadas para forzar una transición política y poner fin al conflicto» en el país árabe, afirmó Cameron.
Al hablar ante el Parlamento británico de su viaje a Rusia, indicó que continúan «aumentando las pruebas» del uso de armas químicas por parte del régimen del presidente Bashar al Asad en Siria, incluido el gas sarín, obviando las sospechas expresadas por la ONU del uso por parte de la insurgencia.
Por otra parte, el ministro turco de Exteriores, Ahmet Davutoglu, acusó a Bashar Al Assad, de tratar de llevar a cabo una limpieza étnica de suníes en su país, «exactamente como se hizo con las masacres de Srebrenica y el este de Bosnia».