Pablo Fernández | Secretario técnico de la Comisión de Desarme
«Hay que `despolicializar' la seguridad y apostar por la prevención»
«Hay que ‘despolicializar’ la seguridad y apostar por la prevención»
La inseguridad sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes para el proceso bolivariano.
Hugo Chávez logró revertir en gran medida la gigantesca deuda social en el campo de la salud, la educación, la vivienda, la alimentación o el acceso a la cultura. Sin embargo, el tema de la seguridad ha sido una cuestión dura de transformar. Y lo reconocemos. No es que no haya habido logros, que los hay. Pero no han sido suficientes.
¿Qué se ha conseguido hasta ahora?
Somos el primer Gobierno que ha dado un paso para transformar los cuerpos policiales, que vienen de una formación basada en un modelo represivo. Hemos elaborado un estatuto de la función policial y creado la Universisad Nacional Expermitental de la Seguridad. Al frente de estas políticas no se colocó a policías ni a burócratas, sino a personas que venimos de la defensa de las víctimas del abuso policial, del ámbito de los derechos humanos. Nos desmarcamos de las políticas de seguridad de la derecha, que se basa en cuántos policías tengo en la calle. Es fundamental «despolicializar» la seguridad. Y ahí entra la prevención.
También han puesto en marcha dinámicas de desarme.
Soy un convencido del desarme. Las armas deben de estar en manos de las Fuerzas Armadas, entendiendo que en la realidad de nuestro mundo los militares tienen que existir, y también los cuerpos policiales, desde un punto de vista de las garantías de la gente. También estamos estudiando la lógica del mercado de las armas, de su uso; porqué un joven o un ciudadano quiere tener un arma. Todo ello, en el marco de la consulta permanentente con el pueblo. No porque sea un mandato de la Constitución, sino porque estamos convencidos de que las políticas se hacen con la gente y no para la gente.
Para la población venezolana, la seguridad es una urgencia. ¿Están en disposición de lograr avances?
Estamos ante una oportunidad histórica para generar transformaciones con un enfoque progresista, que no pase por criminalizar a los pobres, no poner el peso de la violencia en los sectores más vulnerables y transformar la institucionalidad del Estado. Avanzar hacia un país en el que el esquema de valores sea otro. Ya hay expresiones manifiestas de muchos jóvenes que quieren entregar el arma.