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CRíTICA: «Stoker»

La conexión coreana entre Hitchcock y David Lynch

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Mikel INSAUSTI

Los primeros cineastas en desembarcar en Hollywood fueron los europeos, y hoy ya lo hacen desde el resto del mundo, con gran presencia de los asiáticos. La pujanza internacional del cine coreano ha hecho que sus mejores realizadores se vayan planteado el rodar en inglés, aunque siempre existe el temor de que acaben devorados por un sistema de producción que no es el suyo. Pues nada de eso, porque Park Chan-wook sale reforzado de su experiencia anglosajona, demostrando que posee tal capacidad autoril que nadie se la va a quitar.

Si algún pero se le puede poner a «Stoker» es que su brillante director se luce incluso por encima de la propia película, algo que en su tiempo se le achacó igualmente a Hitchcock. Pero si yo estuviera estudiando cine en la actualidad no dudaría en verme «Stoker» una docena de veces o más. El coreano demuestra que si le diera la gana podría ser el nuevo maestro del suspense, aunque no es esa su aspiración, y lo que nos regala es un ejercicio de estilo puntual.

A nivel técnico no había visto una exhibición tan sobrada hace muchos, muchos años. La planificación de «Stoker» es una soberana lección de precisión y dominio del encuadre, sin perdir el sentido del ritmo narrativo. Visualmente, la fotografía de su fiel colaborador Chung Chung-hoon alcanza una definición y un gusto por el detalle enfermizos. Imágenes como la del fundido del pelo alisado por el cepillo con el mar de hierba mecido por el viento alcanzan la categoría de memorables desde ya mismo. Y qué decir del magistral empleo de la música, a través de la cual describe el triangulo amoroso que vertebra el relato, entrelazando «Duet» de Philip Glass, que une a Mia Wasikowska y a Matthew Goode al piano, con «Summer Wine» de Lee Hazelwood y Nancy Sinatra, para que el sicópata protagonista baile con Nicole Kidman mientras la besa, y Wasikowska observa detrás de las cortinas en un perfectamente simétrico acto de vouyerismo y celos. La canción podría pertenecer a la banda sonora de «Blue Velvet», lo que convierte a «Stoker» en un cruce del clásico de David Lynch con «Psicosis» o «La sombra de una duda».

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