Un hito. Se está preparando un montaje de Hamlet para estrenar en otoño. Y en euskera. El primer consejero de cultura con Garaikoetxea, mencionaba unos objetivos para definir el país que se quería construir que abarcaban una televisión en euskera funcional y generalista, una orquesta sinfónica de Euskadi capaz de poder actuar en los mejores coliseos europeos y que el teatro vasco pudiera hacer un Hamlet en euskera. Ramón Labayen tenía motivos familiares y personales para plantear su gestión en estos términos.

No puede enfrentarse Hamlet sin un actor capaz de asumir ese personaje. Esta es una premisa prioritaria e ineludible. Técnica. Se hizo hace unos pocos años una producción en castellano en el Teatro Arriaga del Hamlet dirigido por Lluís Pascual, pero el actor era catalán, y el grueso del reparto se realizó por casting de mercado. Lo que se está preparando es algo propio, una coproducción de tres compañías vascas, lo que nos coloca en otra dimensión, en un hito, en algo que significa un síntoma de madurez y responsabilidad.

El resultado artístico se verá, pero la simple disposición para afrontar el reto, marca un antes y un después. Y ahora veremos cómo reacciona la sociedad, cómo aceptan los públicos esta buena nueva. Los artistas van por delante de las disposiciones administrativas. Se ruega a los responsables institucionales no pongan trabas al proyecto. Muy al contrario, que celebren alborozados que pueden ofrecer en sus teatros el primer Hamlet en euskera. Que lo defiendan como propio y ayuden a que esta puesta de largo del teatro vasco se consolide y le sigan otras iniciativas de esta envergadura cultural, teatral, social y política.