«Bilbao, Mierda, Rock & Roll», el vinilo que recupera la historia de El Garage
El Garage fue un local bilbaino emplazado en el barrio de San Inazio, al lado de la Facultad de Económicas. Bajo su esfera discotequera y la cabina del camión para el pincha discos una pista de baile pequeña servía para cambiar el tuétano de los huesos por rock and roll. Arriba, en el gallinero, sobre un mecanotubo, se situaba un atosigante escenario, testigo musical del repertorio de una buena parte de las bandas emergentes en la mitad de la década de los ochenta.Pablo CABEZA | BILBO
La historia de El Garage es una muestra más de la inquietud de muchos jóvenes de Euskal Herria que a partir de los años ochenta deciden embarcarse en diferentes aventuras, siempre con más corazón que asientos de contabilidad en la cabeza. Buena parte de esas propuestas: creación de sellos espontáneos, alquiler de locales para hostelería y conciertos, fanzines, radios libres..., se van al carajo con mayor o menor prontitud, pero todas suman, todas sirven para dinamizar la historia musical del país.
A mediados de los setenta, en Ibarrekolanda, un barrio dentro de otro barrio, San Inazio, se inaugura La Jaula, un local que en sus paredes exteriores pone: «Nido universitario». Por allí pasan su tiempo algunos de los universitarios de la Facultad de Económicas, también llamada de Sarriko. Suena música variada del momento, y dado que aún la música no había degenerado en subestilos de pescadilla pasada, todo lo que gira en los platos es bueno.
En el inicio de la década de los ochenta La Jaula cambia de gestores y queda en manos de Joseba y Juanjo. Dos tipos interesados por la música que le quieren dar un nuevo impulso a lo que en tiempo pasado fue un local de reparación de coches. Ellos atienden la barra, pinchan y sus compañeras ayudan con el guardarropía y las entradas. Buenas intenciones, buen ambiente y excelente música.
La hostelería es muy sacrificada, en especial por tener que trabajar los fines de semana. Cansados de la rutina y el esfuerzo, el «negocio» se lo pasan en el 85 a cuatro socios que quieren dinamizar la escena musical bilbaina, en principio, y la de Euskal Herria por proyección natural.
Karmelo «Mclaren» (así apodado por ser el mánager de M.C.D., y hermano de Niko y dos Vulpes), Rafabilly (empleado de El Corte Inglés, pero aficionado al rockabilly), Txema (un hostelero con un negocio de pollos asados) y Javi (un buen aficionado a la música) pasan a ser los nuevos motores del viejo local. Un rockero, JM «El Magnífico, y una rockera estudiante de Bellas Artes, Inés, lo pintan de rock and roll por fuera. Por dentro se dieron los indispensables toques, ni uno más, y a funcionar un domingo 17 de mayo de 1985.
El local es una construcción solitaria de una sola planta y unos cien metros cuadrados. Un cuerpo extraño en una especie de pequeño descampado con casas en sus costados, pero alejadas. No obstante, en ocasiones se molesta a los vecinos, más que nada por los alborotos fuera del local. Los munipas se saben el camino de memoria, pero el cierre del local, un año después, no se debe a circunstancias municipales, sino a la inviabilidad económica del proyecto. Lo curioso del asunto es que los agentes del consistorio jamás solicitaron los permisos del local, afortunadamente, ya que El Garage no contaba con ninguno de los papeles necesarios. Ni uno.
Actividad
A mediados de los ochenta las Siete Calles bilbainas son atravesadas por miles de jóvenes amantes de la cultura del bar y la charla, txikiteros a un lado. Y el RRV se encuentra en su momento más pujante, así que la oscura sala lo tiene complicado para atraer público, estando, además, ubicada en un extremo de la villa. Con el cambio de ambiente, de paso, deja de ser el ridículo «nido universitario», por lo que solo le quedan los domingos, principalmente, para sacar lo suficiente como para poder pagar, al menos, el alquiler. Su actividad dura solo un año, pero reparte cultura, compromiso y felicidad.
El Garage fue un local de domingos con directos continuos. Por su singular escenario, a cuatro metros de altura, pasaron a lo largo de un año, decenas y decenas de bandas vascas y estatales, las menos. La edición de un disco en vinilo, desde un sello valenciano muy activo, con muestras en directo, celebra su existencia casi 30 años después.
El Garage tiene la costumbre de grabar en una humilde casete la mayoría de los conciertos que pasan por su escenario de mecanotubo. Gracias a ese detalle histórico es posible «Bilbao, Mierda, Rock and Roll», álbum en vinilo, que incluye fanzine, donde se recuperan canciones como «El último ska», con Kortatu y Vulpes, «Viento de liberatd», de Decibelios, «Escupe», de Cicatriz, «Warhead», versión de Vulpes, «Antimilitar», de R.I.P., más Zarama, Vómito, Primitivos, Viciosa, Irula Express, Radikal HC, Jotakie, Zer Bizio, Distorsión, Baldin Bada y Gazte Hilak. Un festín. Más información sobre el disco en: vomitopunkrockrecords.blogspot.com.es P.C.