Demasiado mayor para el rock and roll, demasiado joven para morir. Valga como frase resolutiva, pero los músicos, en realidad, no se jubilan, al menos los internacionales con talento y aquellos que, por una u otra razón, alcanzaron la popularidad. Y parece sensato que así sea, puesto que en las dos fechas que hemos tenido la ocasión de ver a «los otros Doors», los que se llamaban Riders of the Storm, con Ray Manzarek a las teclas y Robby Krieger a la guitarra (2008 en el BBK Live, escenario 2, y mayo de 2009 en Rock Star de Barakaldo) mostraron tanta calidad y seriedad musical que a pesar de los años estaban para seguir mostrando al mundo con brillantez el repertorio de los Doors. Obviamente no contar con Jim Morrison no es lo mismo y la historia se resiente, pero había que ver a Manzarek y Robby Krieger defenderse con sus instrumentos: qué clase, qué habilidad y qué placer al comprobar su fidelidad a la hora de recuperar el sonido Doors.

Negras y blancas

The Doors se infiltran en al historia del rock gracias al talento de Jim Morrison, su vocalista. Un tipo apuesto, atrevido en sus letras y con una escena arrebatadora. No obstante, parte del sonido Doors queda matizado por las teclas de Manzarek, un tipo sencillo que acolcha las canciones como pocos organistas. «Break on through», «Touch me», «Shaman's blues», «Soul kitchen», «Twentieth century fox», «Alabama song», «Love her madly» y, sobre todo, «Light my fire» y «The end» son ejemplos del peso de las teclas de Manzarek en el acabado del sonido Doors, movible entre el rock sicodélico, el blues y extrañas y posible fusiones más calientes. Manzarek canta en el último single de los Doors, «The Mosquito», una pésima canción.

Tras la ruptura de The Doors, Manzarek realiza tres álbumes en solitario del 74 al 83. En el 75 forma Nite City, con quienes graba dos álbumes. En 2002 Manzarek y Krieger montan The Doors of the 21st Century. El cuarto miembro oficial, John Densmore, les demanda por la utilización del nombre y la pareja pasa a llamarse Manzarek-Krieger y otras variantes, como Riders of the Storm.

Manzarek fallece en una clínica en la ciudad de Rosenheim, Alemania, acompañado de su esposa, Dorothy Fujikawa, con la que se casa el 21 de diciembre de 1967, y sus hermanos. Tiene un hijo, Pablo, y tres nietos.

Tras su muerte han sido numerosos los músicos que han lamentado el deceso. Su compañero Robby Krieger apuntó que se encontraba «profundamente entristecido y que fue un intenso placer tocar con él».