Corrupción generalizada como seña de identidad
Si anteayer la cuarta autoridad del Estado, el presidente del Senado, Pío García Escudero, reconocía haber cobrado sobresueldos, ayer amaneció con la noticiade que el presunto jefe de la trama Gurtel, Francisco Correa, había pagado parte de la boda de la hija del expresidente José María Aznar, y horas después, Jaime Ignacio del Burgo apuntaba tambien a este como la persona que autorizaba los sobres. GARA revela hoy que en la investigación judicial a Santiago Cervera también han aparecido pagos millonarios del partido.
La ciudadanía desayuna cada día con un nuevo capítulo de corrupción sobre la mesa y todas las instituciones del Estado, desde la Monarquía al Gobierno, dan muestras de un estado de putrefacción. Los llamados «papeles de Bárcenas» han provocado un terremoto en el PP. Además de revelar la existencia de una práctica que recaudaba fondos de constructoras y empresas de seguridad para pagar sobresueldos a la dirección del partido, evidencian la existencia de una corrupción sistémica, protegida por un clima de impunidad en el que han operado sus tesoreros. Algo que se ve, pero ante lo que no se hace nada que no sea mirar la paja en el ojo ajeno. Porque un partido que presuntamente recibe pagos que adulteran elecciones y concursos públicos, tiene resortes para hacer que los delitos prescriban o se archiven.