Juan Ortiz editó en marzo su primer disco como líder de un trío de jazz, «Life is too short» (Errabal). Grabado en directo en La Hacería (Ribera de Deusto), cuenta con la participación de David Ruiz Puente al contrabajo y Borja Barrueta a la batería. El disco está compuesto por nueve temas: siete son propios y versiones las otras dos («The house of the rising sun» y «Momments Notice» de Coltrane).

Aunque conocido por sus trabajos en el mundo del pop o del rock, usted ya ha trabajado con músicos de jazz antes del disco.

He tenido la gran suerte de poder trabajar en muchos géneros musicales diferentes, desde el heavy metal al folk, pero lo que me ha ocupado más tiempo en mi estudio individual sin duda ha sido el jazz. Desde que empecé he aprendido con todos los músicos que se han cruzado en mi camino, y cuando accedí a Musikene (Conservatorio Superior de Jazz del País Vasco), crecí mucho gracias a la oportunidad de compartir tanta música con gente de diferentes lugares e intereses comunes a los míos.

¿Cómo ha sido el salto de ser teclista en Cherry Boppers a liderar un trío de jazz?

Ser teclista de los Boppers ha ocupado gran parte de mi actividad musical hasta hace poco. Ha sido una etapa musical muy importante en mi vida, y cambiar de aires ha sido una elección personal. No es la primera vez que lidero un trío de jazz, pero tal vez sí la más importante, debido a la grabación. Y además contar con músicos de la talla de David Ruiz y Borja Barrueta al contrabajo y batería, y con un artista como Naiel Ibarrola, encargado de las ilustraciones tanto en directo como en el cd, ha convertido esta, en una experiencia inolvidable.

¿Cómo ha ido la grabación de este primer disco?

Probablemente ha sido uno de los desafíos musicales más importantes que he afrontado. A parte de componer los temas, preparar los arreglos, organizar los ensayos, y las cuestiones técnicas de la grabación, tenía que prepararme mentalmente para grabar un disco en directo. Ha sido un trabajo largo e intenso, pero cada minuto invertido ha merecido la pena. Cuando pones tanto empeño y cariño en un proyecto personal, y al final sale bien, solo tienes palabras de agradecimiento para todas las personas que han colaborado contigo. Y, por supuesto: ¡Ya estamos pensando en repetir!

Tenemos polémica respecto al disco. Unos piensan que tiene bastante de bebop y también hay quien escucha sonidos sudamericanos, como la bossa.

Pues la verdad es que me encanta que tengáis polémica, sino el disco no tendría gracia. Por supuesto tengo influencias de la música sudamericana y europea, pero sobre todo norteamericana. Y más concretamente, la época desde los años 40 a los 70, y jazz contemporáneo. Las composiciones abarcan un amplio abanico de estilos que adoro, por lo que es difícil definir el disco con una sola etiqueta. Es, tal vez, lo más bonito del jazz, porque te permite la libertad de mezclar diferentes culturas musicales en una sola canción.

¿Dónde se encuentra más a gusto, en la música «popular» o en el virtuosismo que demuestra en el jazz?

Me pones en un compromiso, porque cada estilo tiene su momento. Me encanta tocar en teatros con cantautores, en plazas con grupos de folk, o en clubs con grupos de funk. Pero si tengo que elegir uno, me quedo con el jazz. No porque otros estilos me gusten menos, sino porque el jazz me aporta una energía diferente. Me concede una libertad de expresión musical que no encuentro en otros. A diferencia de estos, en el jazz nunca vas a tocar una canción dos veces de la misma forma. Siempre suceden cosas nuevas, nuevas ideas de improvisación, un ritmo diferente, un cambio de armonía... Son cosas que revitalizan la canción una y otra vez. Puedes reinventarla tantas veces como quieras. 

Otros jazzmen echan en falta la presencia del jazz en los planes de estudio.

Bueno, si nos ponemos a hablar acerca de enseñanzas culturales que se omiten en los estudios básicos de hoy en día, y en nuestro país, necesitaría que me ampliaras mucho el formato de la entrevista. Yo creo que más que centrarnos en el jazz, la asignatura de música debería ser más importante. He tenido la suerte de poder trabajar en colegios extranjeros, y tratan la música como un tema fundamental. No la consideran como una asignatura de relleno (que es lo que pasa en nuestro país), sino que se implican mucho en instruir bien a las nuevas generaciones, para que la cultura siga adelante. La música, al igual que la pintura, arquitectura, y demás artes, define la época que se vive, y representa cosas de la vida cotidiana. Si miramos atrás en la historia, y buscas información sobre una revolución, o una guerra, siempre se utiliza como ejemplo el arte que surgía en esos determinados momentos, como representación del sufrimiento o alegría del pueblo. La música no es sólo un pasatiempo: es una parte muy importante de nuestras vidas.

¿Qué tal de crucero?

Llevo 5 meses a bordo de un crucero que pasa por el Caribe, Bermuda y Nueva York, trabajando en la orquesta de a bordo, y también como pianista de jazz. Es una experiencia que se la recomiendo a todo el que quiera aventurarse.