El Consejo de Guardianes de la Constitución ha invalidado buena parte de las 686 candidaturas registradas para las elecciones del 14 de junio, entre ellas dos de los principales candidatos, el expresidente Akbar Hashemi Rafsanjani, y Esfandiar Rahim Mashaie, próximo al presidente saliente. Este organismo entregó ayer su lista al Ministerio de Interior, que debe hacerla pública a más tardar mañana. La campaña arrancará el viernes, para culminar el 13 de junio.

El actual presidente, Mahmud Ahmedinejad, no puede optar a un tercer mandato por imperativo constitucional.

Los sectores más religiosos ven en Rafsanjani, un empresario de éxito en el poder entre 1989 y 1997, un «sedicionista» al hacer sostenido las manifestaciones de protesta tras la reelección de Ahmedinejad en junio de 2009.

El expresidente, visto por Occidente como una opción aceptable, evocó entonces las «dudas» de parte de la opinión pública sobre la regularidad del escrutinio y criticó la represión que acabó con las protestas. Su edad, 78 años, es un argumento utilizado por el Consejo para poner en cuestión su candidatura.

Fuentes cercanas a Rafsandjani habían adelantado que el expresidente se plegaría a la decisión del Consejo. Sus dos mandatos, marcados por la cruel resaca de la reconstrucción tras la guerra que le declaró el Irak de Saddam Hussein, y por una apertura hacia Occidente, le han convertido en el candidato por «delegación» de los reformadores.

«Considero mi descalificación como una injusticia y voy a intentar repararla con un recurso ante el Guía supremo», reaccionó, por su parte, Mashaie.

Bestia negra

Bestia negra de los que ponen por encima de todo la cuestión religiosa, Mashaie es calificado de «desviacionista» y acusado de intentar promover un «islam iraní». Asimismo, le acusan de ser demasiado liberal en cuestiones troncales -siempre para los rigoristas- como el velo.

La economía estará en el centro de la campaña, más aún cuando las sanciones internacionales utilizadas como presión por el programa nuclear iraní han supuesto un duro golpe para el balance de las dos legislaturas de Ahmedinejad.

Pese a todo ello, Mashaie puede contar con la popularidad del presidente saliente entre las clases populares por su política social y asistencialista y por el apoyo de una generación de responsables políticos que llegaron al poder en los últimos años.

Entre los conservadores, destacan tres nombres: el del ex jefe de la diplomacia Ali Velayati y el alcalde de Teherán Mohamed Bagher Ghalibaf, aliados en el seno de una coalición, y el del negociador del dossier nuclear iraní Said Jalili. Velayati sufre un déficit de apoyo popular frente a su aliado Ghalibaf, quien sucedió a Ahmedinenjad en la Alcaldía de la capital iraní.

Jalili se beneficia de su proximidad con el guía supremo, Ali Jamenei, pero le falta experiencia y apoyo popular.