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Análisis | futuro de Marcelo Bielsa

Yo te banco «Loco»

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Joseba VIVANCO Periodista

Los resultados deberían ser la consecuencia natural del medio, no la brújula con la que se traza el mapa de ruta de un club. Los nombres no ganan en la vida. Lo hacen las ganas de ganar».

Desconozco si alguna de las casas de apuestas vascas que han proliferado como champiñones en los últimos tiempos ha andado ávida e incluido entre sus envites la continuidad o no de Marcelo Bielsa la próxima temporada en el banquillo del ya nuevo San Mamés. Si de mí dependiera la inversión de ese euro, reconozco que me decidiría como Miguel Ángel Lotina, un ténico que se viste por los pies, y a quien escuché con atención este lunes opinar sobre, precisamente, la renovación o no del entrenador argentino.

Si él fuera el responsable del equipo, decía, jamás se le ocurriría jugar como lo hace el Athletic, un torbellino ofensivo que estira tanto la manta para taparse la cabeza que deja al aire los pies, osea, la retaguardia. Pero, añadía el de Meñaka que, como aficionado, le encanta el juego que despliegan los rojiblancos y si de él dependiera, seguiría otro año más. Así que, haciendo caso a Lotina, confieso que mi corazón apuesta porque el Loco siga, pero mi cabeza me dice que con ese euro marque la opción de que no lo hará.

Los indicios periodísticos nada halagüeños en torno al futuro del de Rosario en Bilbo son tantos ya que hasta me pregunto que algo bueno habrá hecho Bielsa en su estancia aquí en estos dos años para que todos los poderes fácticos del antiguo Señorío de Bizkaia se hayan conjurado en su contra y empiecen a airear sus pañuelos en señal de adiós. Pocos parecen, a estas alturas, los síntomas que diagnostiquen que Marcelo seguirá disfrutando de la rica gastronomía vasca que gusta de saborear en Zarautz, o de sus paseos por nuestro idílico entorno.

Marcelo Bielsa parece a todas luces sentenciando por una Junta Directiva que ya le había puesto una cruz mucho tiempo atrás, incluso por un vestuario, egoista a más no poder como todos los vestuarios de fútbol, para el que la exigencia de Bielsa era demasiada... Millonarios prematuros. De la Directiva que le trajo y tuvo también su parte de culpa en el bochornoso escándalo de las obras de Lezama, no cabía esperar otra cosa, por cuando parece que desde entonces algunos se la tenían jurada al de Rosario y ha llegado el momento de ajustar cuentas. Resulta contraproducente que quienes se han erigido en adalides del Gure Estiloa, de la filosofía Athletic, ahora quieran ventilar con un `gracias por todo' un proyecto ilusionante e inacabado como el propuesto por Bielsa. A ver si va a ser verdad que en el fondo somos como todos los demás. Al final, mandan las intrigas, los resultados y los jugadores, los egoistas jugadores.

De los futbolistas a los que hizo crecer como ni imaginaban e incluso a algunos ponerles en el mercado para que firmaran el contrato de sus vidas, se podía esperar otra cosa. O no. Uno de ellos decía estos días que la continuidad del técnico es una decisión que a ellos no les compete, que solo deben dedicarse a jugar. Egoistas.

Los futbolistas tienen mucho que decir, los que más tienen que decir. «Con los jugadores no hay que implicarse emocionalmente, pero yo necesito la piel. Abrazarles, gritarles. Necesito convencerlos. Después, el peor rival, al que más debes temer, es el tiempo», decía hace poco Pep Guardiola. Razón lleva.

Hay quien asegura que al acabar la inolvidable pero a la vez amarga campaña pasada, la plantilla no estaba por la labor de otro año más bajo la asfixiante exigencia de Bielsa. ¿La razón? Se la leía entre líneas la semana pasada a un exjugador rojiblanco, fiero león hoy metido a comentarista televisivo, y favorable al adiós del argentino, que argumentaba: «Bielsa es un hombre muy aglutinador, que exige muchísimo a todas horas y me parece que no es fácil trabajar con él». Cada día asemejo más lo ocurrido en el Barcelona, sin el pesado, meticuloso y riguroso Pep Guardiola, a lo sucedido en el Athletic, con un Bielsa que ha tenido que bajar el listón de la exigencia y así le ha ido.

Hablando del técnico de Sampedor, rescato una frase pronunciada por él en una reciente conferencia ofrecida en Buenos Aires. «Como futbolista, lo que me daba más pánico era ir a un partido sin saber qué iba a pasar, qué iba a hacer el contrario. Como entrenador, siempre he intentado decirles a los jugadores: `Señores, hoy va a pasar esto y si hacemos esto vamos a ganar el partido'. El placer de transmitirle a los jugadores lo que va a pasar es lo que le da sentido a esto». ¿Reconocen algo o mucho de este Athletic de Bielsa en esas palabras de Pep?

Marcelo no solo se ha impregnado de Athletic por todos sus poros, no solo ha hecho suya su singular filosofía, no solo se ha convertido en un entrenador ¡referente para los más pequeños aficionados cual goleador del equipo!, no solo es un lujo para el Athletic -como lo es este club para él- como entrenador y pedagogo, sino que en apenas unos meses fue capaz de voltear la forma de jugar de un equipo, de imprimir un estilo, una mentalidad nueva, una visión del fútbol y del trabajo diario que no puede quedar empañada por una aciaga segunda temporada lastrada por asuntos extradeportivos, por un rendimiento de los futbolistas alejado del que dieron meses antes y por unos resultados desilusionantes.

Bielsa habrá tenido seguro parte de culpa en lo sucedido, en aquello bueno y en esto malo. Ni es infalible ni un santo. No gestionó bien los descartes en su primera pretemporada, tampoco lo hizo con aquellos fuera de la convocatoria en las dos finales, como demagógicas fueron sus excusas para relevar de la portería a Iraizoz, sin contar en qué lugar dejó a Raúl. Seguro que de puertas adentro de Lezama y del vestuario podría dibujar otro perfil del técnico diferente a su imagen pública. Pero la mayoría de la afición le admira, respeta y no me cabe ninguna duda que quiere que siga.

Bielsa se merece un año más, despojados de elogios y asimilados los fracasos. Un club centenario como el Athletic debe tener la cintura y personalidad suficiente como para conceder crédito a un proyecto como el de Bielsa. Cortarlo de raiz sería preguntarse qué habría sido de... Bielsa se lo merece. Ernesto Valverde tarde o temprano regresará a esta casa, Cuco Ziganda es otro que tiene las puertas abiertas. El proyecto de Bielsa en Bilbo no está agotado. Bien distinto es que así lo hayan decidido Directiva y jugadores. Bielsa se irá, víctima de, como alguien escribió, esa metáfora de una conducta bien argentina: «Cuestionó, pero no tuvo la fortuna de vencer aquello que cuestionaba. Fue brillante, pero su brillantez fue sobre todo solitaria. Y ninguna brillantez solitaria parece haber trastocado alguna vez el orden social de la historia». Yo te banco Loco.

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