Arantza Santesteban Historiadora
Peligrosos necios
Parece evidente que nos encontramos en una encrucijada histórica que va a determinar el rumbo de las siguientes décadas. Ser conscientes de la situación y actuar en consecuencia es el camino escogido en Euskal HerriaEstamos rodeadas de gobernantes necios. Necios con mucho poder y mucho peligro. ¿Qué puede haber más peligroso que un mono con pistolas?
Ayer, leyendo este mismo periódico, me acordé de Calígula. Calígula fue un emperador romano que nombró cónsul y sacerdote a su caballo. Mandó construir para él una caballeriza de mármol, un pesebre de marfil y, más tarde, una casa-palacio con jardines, 18 sirvientes y mobiliario de lujo para que recibiese a las personas que le mandaba como invitados. El caballo dormía con mantas de color púrpura, el tinte más caro en la Antigua Roma, y llevaba collares de piedras preciosas. Calígula era un poderoso y peligroso necio, pero necio al fin y al cabo. Tan necio como los promotores del bidegorri de alta velocidad que quieren construir en Nafarroa, un bidegorri de 70 kilómetros en el que pretenden poner trenes que circulan a 300 km/h. Un bidegorri de alta velocidad sin conexiones, que empieza y termina en Nafarroa y que, según sus propias estimaciones, que siempre se quedan cortas, cuesta unos 10 millones de euros por kilómetro. Lo dicho, nos gobiernan necios, peligrosos necios.
Por cuestiones que no vienen al caso he tenido la oportunidad de conocer de primera mano lo que dicen dos de los pensadores críticos más críticos del panorama académico actual. James Petras y Jean Pierre Garnier. Sociólogos los dos, americano el primero y francés el segundo. Petras, que vino de la mano de LAB, nos recordaba la vigencia de la lucha de clases en la actualidad. Un término que parecía relegado a la década de los 70, pero que, como hoy mismo podemos ver, está más vivo que nunca y se materializa a través de las políticas de austeridad que nos impone la Troika. Como dijo Warren Buffet, la lucha de clases sigue existiendo, pero es su clase, la de los ricos, la que la está ganando. Garnier, citando unos informes del Pentágono y de la CIA, nos decía que ya están preparando las guerras de cuarta generación, guerras de baja intensidad contra las clases medias de los países desarrollados, ya que prevén una conflictividad generalizada después del empobrecimiento masivo que han programado a través de las mismas políticas de austeridad que nos citaba Petras.
¿Qué hacer? Se preguntaba un ruso calvo hace ahora 111 años. En Euskal Herria los movimientos sociales, siempre lúcidos, siempre activos y siempre dispuestos a compartir dudas, conocimientos y prácticas, han organizado unas jornadas desobedientes. Unas jornadas que pretenden buscar las formas más efectivas para defendernos, y si puede ser atacar en esta lucha de clases que los peligrosos necios arriba mencionados nos han declarado. Unas jornadas que pretenden comenzar a construir unos discursos que deslegitimen la legalidad actual y seguir profundizando en unas prácticas y en unos modelos de lucha que desborden esa misma legalidad.
Parece evidente que nos encontramos en una encrucijada histórica que va a determinar el rumbo de las siguientes décadas. Ser conscientes de la situación y actuar en consecuencia es el camino escogido en Euskal Herria.