Tim Duncan es una estrella atípica en la NBA de la imagen y el marketing. No hace aspavientos y su semblante casi siempre es muy tranquilo. Ahora, pese a sus 36 años y una carrera que poco a poco le pasa factura, cuando se le reclama siempre está. Por eso, con sus 17 puntos y 9 rebotes en el segundo partido de la final de la Conferencia Oeste ante los Memphis Grizzlies, los Spurs de San Antonio se adelantan 2-0 al imponerse por 93-89 en la prórroga.

Los 48 minutos de juego llegaban con empate a 85 después de que los «ositos» remontaran un 83-70 adverso. Al igual que en el primer choque, en el que los texanos barrieron a su rival por 105-83, los Spurs dominaban el segundo, con el quinteto titular sumando dobles figuras -15 puntos y 18 asistencias para Parker, por ejemplo-, aunque manejando rentas bien inferiores al primer día, porque no era una jornada para acertar mucho.

Los Grizzlies querían aguantar, y primero fue Marc Gasol y después Conley los que trataban de mantener a los suyos en la brecha. Pero otro de sus referentes, Zach Randolph, que solo sumó dos puntos en el primer partido, seguía desaparecido en combate. Hasta el cuarto final. Herido en su orgullo, Z-Bo, que sumó 15 tantos y 18 rechaces, explotó en los últimos minutos, mientras que los Grizzlies metían el miedo en el cuerpo a los locales a base de un juego más dinámico, con Pondexter y Bayless acompañando a Conley en la línea exterior.

Para postre, con 85-81 en el marcador, Tony Allen le sacaba una flagrante -la equivalente de la NBA a la antideportiva- a Ginóbili para lograr, a 18 segundos del final, el ansiado empate a 85, después de un parcial de 2-15. Duncan buscó la canasta de la victoria, pero esta se le negó, de forma que el segundo partido debió llegar al tiempo extra.

La ansiedad del novato

Y en esos cinco minutos Tim Duncan tomó el mando del encuentro y a los «ositos» les pudo la ansiedad. Quizá pagaran la novatada, ya que esta es su primera final de conferencia.

Lo cierto es que los entrenados por Lionel Hollins, aunque dominaban el rebote -46 a 60, con Marc Gasol sumando 14 rebotes a los 18 de Randolph, y 17 más entre Pondexter y Allen- no lograban plasmar esas posesiones extra en el tiro. Su porcentual en el tiro fue un pésimo 33 de 97, un 34%, con un 5 de 17 en triples y 18 de 26 en los tiros libres. El mentado Randolph, con 6 de 18 en tiros de campo y 3 de 8 desde «la distancia de la caridad», pagó muy caro sus fallos un día en el que los fallos no estaban permitidos. Sus compañeros de equipo, todo voluntad, tampoco es que tuvieran un día mucho más lucido.

Mientras, sin alharacas, Duncan sumaba y volvía a sumar. El pívot nacido en las Islas Vírgenes declaraba al final del encuentro que «odio que nos dejásemos arrebatar la ventaja en una situación tan favorable como la que teníamos a ocho minutos por jugarse. Pero lo positivo fue que en la prórroga supimos reaccionar lo suficiente, y no tuvo un efecto negativo en el marcador final».

Ciertamente, la experiencia fue un grado para los dirigidos por Gregg Popovich, con Parker superando su récord de asistencias en play offs -anteriormente, había conseguido 14 en 2007, año del último anillo de los texanos-, e incluso jugadores no tan veteranos como el exbaskonista Tiago Splitter -14 puntos y 4 rebotes- aportaron su granito de arena para el 2-0.

Precedentes

Sin embargo, en San Antonio saben de sobra que no pueden cantar victoria. Sin ir más lejos, los Thunder de Oklahoma levantaron el año pasado un 2-0 en contra en su serie frente a los Spurs, y en estos play offs, los propios Grizzlies lograban superar un 2-0 adverso en su eliminatoria frente a Los Angeles Clippers, sumando cuatro triunfos de una tacada, liderados por el dúo interior Gasol-Randolph. Pero para ello, los Grizzlies deberán recuperar la mejor versión de Z-Bo, que lleva una carta de tiro de 7 de 26 en estos dos primeros partidos.

Hay que recordar que el mejor Randolph fue esencial en la sorpendente eliminación de los Spurs -que venían de lograr el mejor balance de la Liga regular- a manos de los Grizzlies en los play offs de 2011. Al parecer, los de Gregg Popovich se han conjurado para que su verdugo de aquel entonces lo pague caro.