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Análisis | Políticas anti-crisis en la CAV

30 de mayo: Convocatoria de huelga general

Los autores del análisis afirman que no es su función posicionarse a favor o en contra de la huelga y advierte de que son los empresarios y los sindicatos los más conscientes de la sociedad a efectos de situarnos ante la gravedad de la situación actual-.

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EKAI Center

En principio, no es función de EKAI Center posicionarse a favor o en contra de una determinada convocatoria de huelga. Sin embargo, el momento y las circunstancias tienen, en nuestra opinión, una trascendencia clave desde el punto de vista del futuro social y económico del País Vasco.

Decimos esto, en primer lugar, porque sindicatos y empresarios parecen estar siendo la parte más consciente de nuestra sociedad a efectos de situar a este país ante la gravedad y trascendencia del momento en que se encuentra, muy por delante de la clase política.

Euskadi -como el conjunto de Europa- se encuentra en este momento en una encrucijada. La brecha entre la Europa industrial y avanzada y la Europa periférica se está ensanchando a un ritmo acelerado, de año en año.

El País Vasco, como sabemos, está en una posición intermedia. Por un lado, mantiene un importante tejido industrial y un limitado nivel de endeudamiento. Esto le sitúa claramente junto a los países industriales avanzados. Pero, por el otro lado, mantiene un insuficiente nivel tecnológico, estructuras institucionales atrasadas y un importante mercado en un estado en situación crítica como es España.

En el contexto actual, Euskadi tiene que decidir, necesariamente, por qué modelo de futuro va a apostar. Y no solo optar teóricamente. Tiene que optar a través de sus políticas públicas, de sus esfuerzos presupuestarios y del compromiso personal de sus empresarios, trabajadores y responsables políticos.

Digámoslo claramente: Euskadi tiene dos posibles modelos de desarrollo por delante: o un modelo basado en el fortalecimiento tecnológico o un modelo basado en la reducción de costes. El primero nos lleva a competir con la industria avanzada europea. El segundo, cada vez más, con los países emergentes.

Lo alarmante es que, desde el estallido de la crisis hace ya seis años, Euskadi está apostando, de forma decidida y continuada, por el modelo de desarrollo basado en la reducción sistemática de costes y, en la misma medida, por el subdesarrollo. Se trata de lo que hemos venido denominando como «políticas pro-crisis».

Junto a la desestructuración de nuestro sistema financiero, una pieza clave de este modelo es la sistemática imitación de las distintas políticas aplicadas en España y derivadas del contexto radicalmente distinto de falta de tejido productivo y dramático sobre-endeudamiento que atenazan el futuro de España. Consecuencia de este contexto es la estrategia de devaluación interna radical asumida por los dirigentes españoles desde 2010.

La reforma laboral es uno de los exponentes más claros de esta estrategia de devaluación interna. Repitamos una vez más que, sin perjuicio de la posibilidad de buscar argumentos formales o sistemáticos, el objetivo básico de la reforma laboral de conseguir una reducción radical de los costes laborales en España no tiene sentido en Euskadi.

Es comprensible y natural que las organizaciones patronales vascas caigan en la fácil tentación de apuntarse a la reforma laboral que, aparentemente, les regala el Estado. Si hay que elegir entre el desarrollo a medio o largo plazo mediante el esfuerzo de gestión, la formación o el equipamiento tecnológico por un lado y la reducción de costes laborales a cortísimo plazo, la tentación de optar por la reducción de costes es evidente. Pero es alarmante que este proceso no sea frenado o reconducido desde el ámbito político.

Euskadi no puede permitirse el lujo de empujar sus retribuciones laborales radicalmente por debajo de su productividad. Como Euskadi no puede permitirse el lujo de abandonar su sistema educativo y su equipamiento tecnológico como está sucediendo durante la última década.

Seamos claros. Nuestra clase política -por acción y, sobre todo, por omisión- lleva siete años apostando claramente por un modelo de futuro basado en la mera reducción de costes.

Puesto que nuestra clase política no es capaz de frenar esta deriva, los sindicatos vascos hacen muy bien en oponerse con todas sus fuerzas a esta devaluación interna en un país que no la necesita y que, de forma urgente, precisa de políticas radicalmente contrarias destinadas a un sistemático esfuerzo de formación y de innovación tecnológica.

Mientras tanto, nuestros responsables políticos continúan debatiendo estrictamente sobre modelos presupuestarios a corto plazo y manteniendo las claves de nuestro futuro -tecnología y educación- en un quinto nivel de prioridades, cuando no reduciendo los esfuerzos presupuestarios en estas áreas.

Repetimos que no es función de EKAI Center posicionarse a favor o en contra de una convocatoria de huelga general. No obstante, sea uno u otro el resultado de la misma, nos gustaría convertir este día en una llamada de alerta, en un hito que despierte a este país tras siete años de políticas pro-crisis y de abandono de nuestro futuro por parte de nuestros responsables públicos. Nuestros ciudadanos deben proclamar alto y claro que quieren apostar por un futuro en la Europa industrial avanzada a través de un compromiso colectivo a favor de la formación y a favor de la tecnología.

Nuestro país no necesita ni desestructurar su sistema financiero ni sumergirse en una disparatada carrera de devaluación interna que nada tiene que ver con nuestras necesidades ni con las que deben ser nuestras metas.

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