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«Dormíamos y comíamos encima del amianto en la central térmica de Pasaia»

Anselmo Castellanos es el primer extrabajador de la térmica de Pasaia, de Iberdrola, al que le incluyen en el listado de vigilancia postocupacional. Su esposa, Teresa P. D., está afectada por un mesotelioma. Nunca ha trabajado, pero sí ha limpiado los buzos de su marido.

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Juanjo BASTERRA | BILBO

Anselmo Castellanos, extrabajador de Sociedad Ibérica y después de Iberdrola, donde se prejubiló, es el primero de los más de 700 que trabajaron en el departamento de mantenimiento de la central forrada de amianto al que se le incluye en el Plan de Vigilancia postocupacional, tras una solicitud del gabinete de Salud Laboral de CCOO de Euskadi. El informe de Osalan, al que ha tenido acceso GARA, confirma la existencia de amianto, aunque llama la atención que los técnicos traten de restar importancia a ese problema.

Anselmo Castellanos relató a GARA que «de momento no estoy afectado, pero mi esposa, sí». La mujer, Teresa P. D., sufre un derrame pleural y carcinoma peritoneal «al parecer» derivado de la exposición al amianto, pero nunca ha trabajado ni fumado, según explica su marido. «Lo que sí hizo fue limpiar los buzos blancos de amianto que traía yo a casa», explica el extrabajador de Iberdrola. «Comía el amianto y ella lo ha vomitado», lamentó. El problema se encuentra en que «está desamparada. Como no era trabajadora nadie quiere hacerse cargo de esta circustancia. Sufre, como yo, ante este problema. No quieren saber nada de lo que ha ocurrido. No lo entiendo. Los médicos se están portando bien. Le operaron hace ya catorce días y le han dado más de 24 sesiones de quimioterapia», asegura.

Otra sospecha que hay, en estos momentos, es que pudo estar afectada por las fibras que desprendía la empresa Productos Aislantes SA (Paisa) de Errenteria. Varias mujeres fallecieron por el amianto, incluida la madre del cineasta Juanmi Gutiérrez, quien realizó un documental «La plaza de la música» en recuerdo de Araceli Márquez y de los afectados por el mineral cancerígeno.

«Trabajo durísimo»

Anselmo Castellano recuerda las condiciones duras en las que trabajaron desde el inicio de la construcción de la central térmica de Pasaia. «Trabajé 24 años. Trabajábamos entre diez y doce horas, incluyendo sábados, en la primera fase hasta que se terminó la construcción de la central. Llegábamos a permanecer en la empresa hasta tres días consecutivos, sin salir, y dormíamos allí. Era durísimo», relata.

En todo ese tiempo, «dormíamos sobre el amianto y comíamos sobre el amianto. Es así. nadie nos dijo ni nos previno de su condición de cancerígeno. Tampoco nos dio ninguna mascarilla ni equipo de protección, todo lo contrario».

Asegura que «el amianto se nos metía por los buzos, así que al finalizar la jornada metíamos aire a presión del compresor para intentar retiralo», dijo.

Anselmo Castellanos destaca que conoce a «muchos compañeros» que han muerto de forma prematura en los últimos cinco años. «Son entre diez y doce fallecidos con cáncer». No está confirmado que fuera por el amianto, pero el propio trabajador sospecha de que tenga que ver con las fibras del mineral cancerígeno.

El extrabajador remarca, en todo momento, que«nadie nos informó ni del riesgo que corríamos ni que trabajar con amianto podría producir la aparición de enfermedades relacionadas con el cáncer. La realidad es que ya ni duermes».

SU ESPOSA

Su esposa, Teresa P. D., sin haber trabajado tiene un cáncer derivado del amianto co casi toda probabilidad, según explica el área de Salud Laboral de CCOO de Euskadi.

SIN PREVENCIÓN

En la construcción de la térmica y en el mantenimiento, el trabajador estuvo en contacto directo con el amianto hasta 2001, que se prejubiló, pero no les explicaron ni les dieron equipos de protección.

Osalan

Confirma la existencia del amianto pero, a juicio de la central sindical, llama la atención de que no incluye dentro del Plan de Vigilancia Postocupacional más que a este trabajador, una vez que han denunciado la situación.

La vieja central térmica tiene kilómetros de tuberías recubiertas del mineral cancerígeno

La central térmica de Pasaia ha cesado en su actividad. Anselmo Castellanos no para de recordar que cuando la estaban construyendo «venían unos trabajadores de Itasa, creo recordar que se llamaba la compañía, y metían amianto y amianto. Nosotros nos sentábamos y dormíamos sobre el mineral cancerígeno, sin saber de sus peligros».

El trabajador confirma que las instalaciones de esa vieja central térmica tendrán «muchos kilómetros de amianto. Porque hay más de 5.000 válvulas y todas esas líneas y donde había aluminio se revestía con amianto».

Llama la atención del informe de Osalan que no se preocupe por incluir al resto de los trabajadores en el plan de vigilancia postocupacional y, en cambio, asegure que la central térmica de Pasaia se terminó de construir en 1967 y «no fue hasta diciembre de 2002 cuando se prohíbe fabricar e instalar productos con amianto en España». Es una media verdad, porque la prevención es previa. Iberdrola tiene ya un plan de retirada del amianto. J. B.

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