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Iratxe FRESNEDA Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

«La vie d'Adèle»

Algunos se van de Cannes sin premio pero con los aplausos y la entrega del público y de gran parte de crítica. Y esa entrega se vio con el lleno de las sesiones donde se proyectó La Palma de Oro 2013, «La vie d'Adèle» de Abdellatif Kechiche. El largometraje es una adaptación del cómic de Julie Maroh «El azul es un color cálido», de tres horas de duración, y que cuenta el despertar a la vida, también a la vida sexual, de una chica de quince años. Como «Antoine Doinel», Adèle crece frente a nuestras miradas, nos hace partícipes de sus emociones y vivencias. Adèle parece existir más allá de la gran pantalla. El quinto largometraje del cineasta franco-tunecino nos narra, entre muchas otras cosas, el cruce de caminos entre dos mujeres, su historia de amor y pasión, sin envoltorios, de un modo crudo y verista. Excelentemente filmada, con una naturalidad actoral que pasma, las secuencias de cama entre las dos protagonistas marcan un antes y un después en el cine. Sus cuerpos desnudos parecen viajar más allá del goce sexual, sin límites. Kechiche nos convierte en voyeurs de la vida de Adèle y de los que la rodean al mismo tiempo que nos engancha a su historia sin poder remediarlo. En un momento en el que en el Estado francés las calles se llenan de manifestantes en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, el jurado, presidido por el norteamericano Steven Spielberg, premia una película en la que hay dilatadas secuencias de sexo explícito entre dos mujeres. Durante la gala, en el texto leído por el presidente del jurado del certamen, se destacó especialmente que es para Kechiche y las actrices Lea Seydoux y Adèle Exarchopoulos. Excelente decisión.

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