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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Les han metido un gol

Cuando alguien se cree de verdad que ha formado parte de un imperio donde no se ponía el sol, y ve en qué se ha convertido ahora ese «imperio«, igual es lógico que ande siempre cabreado. Desde luego, a algunas y algunos no les cuesta mucho ponerse a rabiar. En esta ocasión, a cuenta del fútbol. Lo cuenta Emilio Campmany en «Libertaddigital». Empieza diciendo que «cuando padecimos a Zapatero, Rajoy le llamó con gran tino descriptivo `bobo solemne'. El agredido le devolvió el insulto, ahora vemos que con tanto o más acierto, tildándole de `patriota de hojalata'». Vamos, que Campany no es un fan de ninguno. Añade el columnista de extremo centro que «cuando el patriota de hojalata logró al fin ganarle unas elecciones al bobo solemne, nombró ministro de Asuntos Exteriores a José Manuel García-Margallo, que lo primero que hizo fue agradecerle la felicitación por el nombramiento que le hizo un eurodiputado inglés escupiéndole eso tan rancio de `Gibraltar, español'. Ya se vio desde el principio que muy diplomático no era, pero al menos parecía que algo de patriotismo sí destilaba». Que al final es lo que importa, que sea patriota. Pero al parecer no lo era tanto, ya que «demostró luego ser tan de hojalata como quien le nombró. Nuestras empresas multinacionales fueron arrolladas en Argentina y en Bolivia y, salvo ponerse muy serio y esgrimir algunas vagas amenazas, nada hubo». ¿Y qué quería Campmany que hubiera? Ah sí, que eran un imperio...

Total, que luego explica el por qué de su enésimo berrinche: «Gibraltar no sólo sigue siendo una colonia extranjera, sino que ahora ha sido admitida en la UEFA y jugará en las competiciones internacionales como si de un país independiente se tratara». El acabose, vamos. Además, critica que «ha sido este ministro y ha sido este presidente quienes han tolerado tamaña afrenta. Y eso que se supone que el patriotismo español sólo vive por y para el fútbol y que el presidente tan sólo lee el Marca». Pues como eso último sea cierto, servidora ya entendería algunas cosas.

Total, que Campmany concluye su tira con un lamento: «pobre España, yendo de las manos de los bobos solemnes a los brazos de los patriotas de hojalata. Y todavía nos reprenden a quienes añoramos los muchos defectos de Aznar». Ya, la verdad es que el nivel no lo tienen como para tirar cohetes.

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