El «aprendizaje constante» de un Gipuzkoa Basket que, para volver a la ACB, deberá reinventarse
La peor temporada de Gipuzkoa Basket empezaba mal y terminaba peor, con muchos obstáculos, la mayoría nacidos del seno del propio club. Eso ha traído el descenso deportivo, pero también una maduración que es momento de aprovechar para regresar cuanto antes a la élite.
Arnaitz GORRITI
Fracaso? Yo no lo llamaría así si lo das todo con los medios que tienes. Puedes decir de que en momentos determinados ha habido pequeños fracasos en los que no hemos sido capaces de meter a la gente en el objetivo que queríamos cumplir», declaraba Sito Alonso. «Mi vida no la cambia un palmeo de Mensah Bonsu, ni el tiro que falla Papamakarios, perfectamente lanzado, contra el Obradoiro ni lo que han hecho otros equipos como el Fuenlabrada, al que felicito. No lo llamaría fracaso. Lo valoro como una situación complicada de aprendizaje constante para un club que, para sobrevivir, necesita el apoyo de mucha gente. Deportivamente ha bajado, pero como club no se le puede tachar nada».
Y es que el Gipuzkoa Basket de la campaña 2013/14 deberá reinventarse, tal y como ha quedado demostrado en esta aciaga temporada que empezaba con la salida y el posterior regreso de Sito Alonso, pero que ante todo se veía mediatizada por el recorte de la subvención de la Diputación de Gipuzkoa. En su rueda de prensa de evaluación de la temporada, el técnico donostiarra valoraba que «el aprendizaje que hemos vivido este año ha sido como si hubiéramos vivido tres. Hemos aprendido que no se puede jugar en la ACB a cualquier precio. El poco margen de maniobra no solo nos obligaba a renunciar a la Eurocup, sino que además afrontamos un cambio de planes drástico, y eso es imposible solucionar de inmediato».
De la opción de fichar a Mejri y Berni Rodríguez, o de pujar por Nacho Martín y Saúl Blanco, Gipuzkoa Basket se ve en la obligación de renunciar a ellos, e incluso a Jimmy Baron, que acabaría ganando la Eurocup con el Lokomotiv Kuban ruso. La temporada empezaría peor aún que la campaña 2011/12, sumando solo tres victorias en toda la primera vuelta, y con un rendimiento más que escaso en referentes como Qyntel Woods o Guillem Rubio, el corte de Yaroslav Korolev al no poder adaptar su físico -propensión a las lesiones- a las exigencas del equipo, y los fallidos fichajes de Jermayne Taylor y Rihards Kuksiks, parches que no lograron hacer olvidar el desgraciado fichaje de Chris Lofton, escolta tirador con experiencia en la ACB, que debió abandonar el deporte por agravarse sus problemas de la espalda.
«Cometimos ciertos errores que asumo», declaraba Sito Alonso. «Aceptar las condiciones en las que llegó Qyntel Woods, con tan pocos medios no deberíamos haber pensado en gastar esfuerzos para rehabilitarlo, y cuando lo hicimos era tarde. Sobre Rubio, estoy acostumbrado a sacar un rendimiento muy alto de todos mis jugadores y no lo he logrado con Guillem. Kuksiks y Taylor, por su parte, son buenos chicos, pero no conseguí hacerles entender cómo se adapta uno a una ciudad y un equipo como Donostia, y no podían esperar que fuera el equipo el que se adaptara a ellos. Por último, a Ibekwe no he logrado hacerle entender que tenía que jugar una posición determinada para jugar en ACB, y deberíamos haber tomado la determinación de no ficharlo», resumía.
«Aquí hay algo»
«El año pasado tuvimos un éxito tan grande que no es fácil canalizarlo», añadía el técnico de Monzón, que recordaba la reacción de los suyos en la segunda vuelta. Desde el cuerpo técnico y la plantilla se mantuvo la ilusión hasta casi el final. Y tras ganar ante el Fuenlabrada habíamos logrado salir del descenso. Pero su ánimo flaqueó al sentir la presión de las victorias de la segunda vuelta del propio Fuenlabrada. Y la mala suerte de las derrotas por pocos puntos serían la puntilla. «De haber ganado varios partidos de esos, haríamos un análisis parecido, pero con la categoría salvada», se lamentaba.
¿Y ahora qué? Es pronto, pero la opción de que el bloque, empezando por el técnico de Monzón, y con Salgado, Neto, Olaizola y Doblas, los únicos que tienen contrato, se deshaga, es la misma a que permanezca. «Yo quiero seguir. Estoy a gusto, Pero lo que importa no es que siga Sito o Álvaro Bilbao, sino mejorar para que el club siga adelante sin rendirse. Aquí hay algo, que es la identificación de lo que pasa en la grada a lo que pasa en la pista. Perder eso sería una pena para el baloncesto en Gipuzkoa, porque para formar jugadores hay que tener referentes», remachaba Sito Alonso.