«The Hangover» fue un éxito arrollador de público y crítica, dando lugar a una rentable franquicia que ha amasado en sus dos primeras entregas una recaudación de 1.100 millones de dólares, lo que supone una altísima rentabilidad por tratarse de comedias que no necesitan una gran inversión. «R3sacón» o «The Hangover Part III» ha costado menos que una producción media, cuando se espera que su recaudación supere los 500 millones, siguiendo la tónica de los dos títulos precedentes.

«The Hangover» o «Resacón en Las Vegas» sorprendió por su innovador esquema argumental, insólito para una comedia. Su original guión se convirtió en el «Memento» del cine de humor, toda vez que la acción avanzaba a la inversa, de adelante hacia atrás. El trío protagónico debía de reconstruir la noche anterior, después de olvidar lo ocurrido por culpa de los efectos amnésicos de una juerga salvaje. «The Hangover Part II» o «Resacón 2: ¡Ahora en Tailandia!» repitió la jugada cambiando de escenario, creando un alucinante efecto de déjà vu que añadir al ya de por si impactante síndrome de la noche en blanco.

Repetir la jugada por tercera vez hubiera sido ya demasiado, así que en «The Hangover Part III» o «R3sacón» se renuncia a la narración retroactiva. El objetivo es más modesto, y consiste en cerrar el ciclo, conectando el pasaje de Bangkok nuevamente con un regreso a Las Vegas. Se pierde con ello el límite temporal, de forma que los hechos actuales se remontan al pasado con una perspectiva más amplia.

Todd Philips utiliza esta vez otra estrategia para tener contentos a los seguidores de la saga, la cual consiste en ceder el protagonismo al personaje de Zach Galifianakis, por encima de la idea inicial del trío o cuarteto estelar. Confía tanto en la comicidad del barbudo, que deja que sostenga él solo la película. Ya hizo con él otra comedia titulada «Salidos de cuentas», donde el actor de origen griego mostró una excelente química con Robert Downey Jr.

La locura hangoveriana ya no depende tanto de las disparatadas situaciones que se suceden vertiginosamente, sino del desquiciado humor de Galifianakis, más excéntrico que nunca. Sus compañeros Ed Helmes, Bradley Cooper y el ya de por sí más segundón Justin Bartha ceden terreno. El hueco que pudieran dejar lo llena el asiático Ken Jeong, cuya presencia ha ido creciendo con cada nueva entrega.

Luego están los invitados, con John Goodman haciendo de gangster robaescenas. Su actuación de peso se completa con la de la polémica actriz obesa Melissa McCarthy, que se encarga de las escenas antirománticas que comparte con el estelar Galifianakis. Su flechazo acaba en boda, así que podría ser la excusa para una continuación y futuros resacones, con o sin descendencia.