Níger se sitúa en el centro de la cruzada contra los grupos yihadistas
GARA | NIAMEY
Tras el asalto a la prisión de la capital por parte del grupo armado nigeriano Boko Haram y de los atentados suicidas ocurridos en el norte del país, Niamey vive un estado de sitio con la implantación de fuertes medidas de seguridad, especialmente en los alrededores del palacio presidencial y del aeropuerto. Los atentados del pasasdo 23 de mayo en Agadez contra el Ejército y en Arlit contra el grupo nuclear francés Areva, y la reciente fuga de una veintena de presos ha encendido todas las alarmas en el país africano.
Por temor a más ataques, el Ministerio de Interior ha suspendido una tradicional fiesta infantil de final de curso así como los partidos de fútbol, mientras que los habitantes de Níger, uno de los países más pobres del mundo, muestran su inquietud ante la posibilidad de que proliferen los ataques armados y que estos generen un clima de tensión entres las comunidades. Preguntado sobre si Níger podría convertirse en un vínculo de unión entre los grupos yihadistas que operan en el Sahel-Sahara (Mali, sur de Argelia y Libia, y norte de Níger) y el movimiento nigeriano Boko Haram, el misionero Sociedad de Misiones Africanas Mauro Armanino, destinado en la capital, afirmó que «es un peligro real. Ciertamente Boko Haram también está presente en este lado de la frontera».