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Anchoas de Santurtzi, sal de Añana y garbanzos alaveses en el Hospital de Cruces

La cocina del Hospital de Cruces preparó ayer 80 dietas diferentes para 841 pacientes a base de productos ecológicos y de las huertas más cercanas coincidiendo con la conmemoración del Día del Medio Ambiente.
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Nerea GOTI | BARAKALDO

El Día Mundial del Medio Ambiente se celebró ayer en el Hospital de Cruces con menú especial a base de productos ecológicos de las huertas más cercanas y otros alimentos del país. Los pacientes pudieron elegir, por ejemplo, entre garbanzos de la llanura alavesa y crema de verduras de la huerta, pollo de caserío asado y anchoas frescas del Cantábrico rebozadas, o merluza, también del Cantábrico, en función de la dieta según el estado de salud del paciente. Pastel vasco preparado en horno de leña, queso de Karrantza, dulce de manzana ecológico de Lea-Artibai, compota de manzana y naranjas, también ecológicas, figuraban en la carta de postres.

A media mañana el ritmo crecía en la cocina entre productos que no suelen manipular a diario. Según destacaron sus responsables, el personal estaba volcado «a tope» en una preparación no exenta de dificultades en una cocina en la que las raciones deben estar listas para emplatar a las 12.00.

Las anchoas y la merluza, por ejemplo, se iban a preparar para freir a eso de las 11.00, con el objeto de que llegasen a las habitaciones con la preparación más reciente posible. «Las anchoas son de Santurtzi y hasta la harina del rebozado es ecológica», explicó Javier Ruiz, responsable de cocina. La iniciativa fue un regalo para salud y paladares de los enfermos, pero representó un reto para los operarios y buenas dosis de trabajo añadido, según explicó el jefe de cocina, Manuel Pereira.

«Esto supone bastante trabajo para la cocina, porque sales de la rutina, esto no lo tenemos planificado y la forma de cocinar estos alimentos también es diferente, algunos necesitan una preparación específica y otros necesitan más tiempo», detalló.

Especial preparación

Hasta la manipulación es diferente, según precisó, mientras mostraba las bandejas de anchoas llegadas horas antes. Los operarios que preparaban el rebozado ante una freidora gigante destacaban que habían pensado en una preparación especial para un alimento delicado.

«Cuando trajeron las lechugas, nos llamó la atención la frescura que desprendían», señaló Pereira, quien destacó que el hospital ha hecho un importante esfuerzo económico, «porque estos productos resultan más caros». Tanto Ruiz como Pereira resaltaron que la sal que utilizaron ayer era obsequio llegado de Añana, también utilizaron azúcar ecológico y hasta las infusiones eran orgánicas.

La dieta ecológica fue algo puntual. Con ocasión del Día del Medio Ambiente, también los niños ingresados han participado en un concurso de dibujo a través de la escuela hospitalaria y sus trabajos pueden verse en la entrada principal. Pero la apuesta va allá, según precisó a GARA el director gerente del Hospital Universitario de Cruces, Santiago Rabanal, en relación con el programa Responsabilidad Social Corporativa que se quiere llevar a los 365 días del año. Se plantean actuaciones de concienciación entre el personal sobre el cuidado del medio ambiente y la aplicación de medidas sobre el consumo energético, de agua o el gasto de papel, medidas que por pequeñas que parezcan cobran importancia en un centro en el que se consumen 250 botellas de agua de litro y medio por minuto.

responsabilidad

El hospital trabaja en iniciativas de sostenibilidad económica y ambiental de cara a conseguir un consumo más responsable y contempla también medidas organizativas y colaboración con ONGs.

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