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José Allende | Catedrático de la UPV/EHU

Getxo, ¿sostenible?

 

Los comentarios y reflexiones aquí realizados son extensibles a otros muchos municipios de Euskadi que revisan su planeamiento municipal.

Se acaba de iniciar la revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Getxo (PGOU 2001) y, en el inicio de la «información y participación pública», aparecen indicios que encienden todas las alarmas. El comando itinerante «Destrucciones y Contratas» amenaza, de nuevo, el futuro del Municipio. En las sesiones de presentación del equipo redactor del Plan renace un tufillo desarrollista impenitente, difícilmente entendible en la actual coyuntura de crisis sistémica y estruc- tural que, evidentemente, afecta no solo al modelo de consumo y producción imperante, sino también al modelo urbano y de desenfrenada construcción de viviendas que tipificó las aberra- ciones urbanísticas de la burbuja inmobiliaria de décadas pasadas.

Sin embargo, el urbanismo hoy camina por otros derroteros bien distintos en los que el permanente crecimiento de la ciudad con más viviendas, más «unidades de ejecución», más suelo urbanizable, más destrucción del entorno son ya fines y objetivos relegados por otros que contemplan la visión integral de la ciudad y el territorio, la rehabilitación y renovación urbana, la regeneración, la remodelación y reestructuración, la recuperación del medio físico y natural, la calidad de vida del ciudadano..., todo ello muy lejos del «más y más grande», de la especulación urbana, del absurdo «crecer por crecer»... Nada físico puede crecer ilimitadamente y, en este caso, el Municipio de Getxo tiene unos límites físicos clarísimos. Su territorio está cada vez más urbanizado y ya queda muy poco suelo libre que, parece razonable, habría que proteger fuera de la vorágine especulativa.

El problema parece de tal gravedad que no sería en absoluto descartable que lo que el Plan nuevo tenga ahora que hacer sea desclasificar la enorme cantidad de hectáreas clasificadas como «urbanizables» por el anterior Plan de 2001, fecha esta en la que seguía eufórico el monstruo del boom inmobiliario. Volver pues a recuperar el suelo hoy clasificado como «urbanizable» por el desarrollista PGOU hoy vigente debiera ser una razonable y seria alternativa a contemplar. Sobre todo para los ocho años del horizonte temporal del nuevo Plan. Desde luego, parece injustificable clasificar ahora, en 2013, ni un solo metro cuadrado más de suelo urbanizable. Y esto es válido para Getxo, Berango, Sopelana, Urduliz..., municipios del entorno que disponen ya de una cifra bestial de suelo urbanizable en sus Planes o Normas vigentes, paridas antes de 2007 (¡inicio de la crisis!), bajo el síndrome de «Destrucciones y Contratas, SA».

El PGOU de Getxo, aprobado en 2001, en pleno desarrollismo, dispone de más de 2.500.000 m2 (250 Has) de suelo urbanizable..., es decir, ¡suelo para cementar el equivalente a 250 campos de fútbol como San Mames!

Además, las cifras de suelo urbanizable y para actividades económicas, en el resto de municipios del entorno citados, es altísimo, por lo que esa comarca no necesitará, al menos en la próxima década, ningún m2 más de suelo para viviendas o actividades económicas. Con la actual crisis, que teniendo características estructurales muy serias y profundas va para largo, habrá que replantearse muchas, muchas cosas. En este contexto el urbanismo de nueva construcción de ciudad al estilo de la escuela Oriol Bohigas, carece hoy de sentido. Aunque haya aún arquitectos que se resisten a la nueva visión del urbanismo... porque en realidad nunca han sido urbanistas.

La población actual de Getxo debe valorar seriamente si desea acabar ya con el poco suelo libre que le queda, en Azkorri, Andra Mari... hasta Sopelana, cuando además no existe presión de crecimiento vegetativo o natural alguno. Y, aunque existiera... ¿habría que cementar ahora el poco suelo libre que queda en el municipio? Es momento de repensar el municipio reconduciendo las reflexiones por la regeneración, rehabilitación y renovación urbana, potenciando la ocupación de viviendas vacías, la rehabilitación-transformación de los grandes inmuebles en apartamentos pequeños, alquileres con ayuda pública, redensificando ciertas áreas si fuera necesario, recuperando y manteniendo espacios naturales libres, de huerta, paseos rurales... Proteger, en definitiva, el escaso capital natural existente en la periferia norte. Getxo dispone ya de demasiado «suelo urbanizable» que se clasificó en plena época del boom inmobiliario, de desbocada especulación, que no ha sido aún de- sarrollado. Hoy estamos en 2013, con una crisis estructural, sistémica, que se consolida. Una clara tendencia al descenso vegetativo de la población, ratio migratorio recesivo, freno a la disminución del tamaño medio familiar (cuestiones económicas, paro... etc.). Hay una clara responsabilidad con las generaciones futuras y ahí radica la nueva lectura del desarrollo y urbanismo sostenible.

El PGOU debiera iniciar su andadura poniendo claramente en cuestión las propuestas desarrollistas del Plan de 2001. Pero también hay que cuestionar tanto las DOT aprobadas en 1997 (¡hace 16 años!), como el PTP del Bilbao Metropolitano aprobado también en 2006 bajo contextos económicos muy distintos a la situación social, ambiental y econó- mica de hoy, en 2013. Y ello se refleja, inequívocamente, en sus textos y prognosis, desfasadas y descontextualizadas. Ni crece la población, ni hay que hacer más viviendas o eufemísticas «unidades de ejecución» (en todo caso vivienda social de promoción pública), ni se ocupan viviendas vacías, ni se favorece y promociona el alquiler, ni las expectativas socioeconómicas son en absoluto favorables en los próxi- mos 8 años. Es momento, pues, para repensar el urbanismo y hacer una profunda reflexión colectiva para el horizonte temporal contemplado en el PGOU.

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