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IBILIZ IBILI | Jesús Mari Alquézar

Peña Tobía y Peñalba En el alto Najerilla de la Sierra de la Demanda

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En las primeras estribaciones de la Sierra de la Demanda, en la Rioja, hay montañas que sorprenden. Una de ellas es el curioso conjunto rocoso formado por Peña Tobía y Peñalba. El relieve se levanta entre los pueblos de Matute y Tobía, situados a 43 km de Logroño. Peña Tobia es una llamativa montaña, diferente, con paredes rojas de singular aspecto, formadas, sin duda, por una milenaria erosión. El conjunto de las Peñas esta compuesto por conglomerados erosionados con formas caprichosas y espectaculares, con pináculos y gendarmes alrededor de la cima plana y herbosa. Y vecina se sitúa Peñalba, diferente, dado que es una mole de roca caliza separada de Tobia por el amplio collado de Londeras, y también objetivo en esta sugerencia de Mendia.

Desde la plaza de Matute los excursionistas tomarán la calle principal «Saltosaguas» e irán ascendiendo hacia la montaña tomando como referencia un altozano con una antena y que debe rodearse por la dcha. La pista Frádigas, que se debe atajar por caminos y sendas gana altura hacia el SW acercándose a las primeras paredes rojas de la Peña, donde una primera formación curiosa, muy erosionada con alineamientos circulares sobrepuestos es referencia. Se la conoce como «la redondilla». Cuando en un rellano de la pista aparece una señal de prohibición de vehículos, los montañeros tomarán a la dcha una senda sobre el talud hasta alcanzar el amplio collado «majada Londeras» que separa Peña Tobía con su inconfundible «pirámide terminal» a la dcha y Peñalba a la izda. En el collado arranca un sendero al NE, hacia la cima. Los deportistas, tras superar una primera faja, se enfrentarán a dos pasos algo expuestos (I) que exige ayudarse de las manos. Una vez rebasada la primera trepada, llegarán a una terraza superior, antesala de la cima, ya cercana y a la izda, para de nuevo encaramarse hasta la lucida cima (I sup), donde al borde del precipicio surge un buzón montañero.

Para evitar el 2º escalón citado, tras salvar el primero, el mendizale tiene otra vía más fácil, rodeando la Peña por la izda, y ganando altura por pendiente herbosa, vertiente N, hasta la cumbre. El regreso al collado Londeras, para enfrentarse al Peñalba, el deportista puede utilizar la ruta de ascenso clásica, o la 2ª propuesta que es más fácil, pero siempre negociando los pasos con prudencia y sin confianzas por la acusada pendiente.

Desde la majada, el montañero dirigirá sus pasos hacia el cerro Peñalba por la directa cara NE, a través de sendas que sabiamente superan los pequeños contrafuertes existentes en una ascensión corta pero intensa y exigente, muy deportiva, hasta llegar al cordal cimero donde un mojón recibe a los montañeros. La cumbre, mirador privilegiado, ofrece un amplio y diferente panorama a los habituales acostumbrados, destacando los altos cordales cimeros de la Demanda y el pico San Lorenzo por su lado mejor conservado además de los lucidos hayedos de Tobía y Matute, otra referencia en el valle.

Sugerimos el descenso por la ladera S. siguiendo un sendero evidente que deposita a los excursionistas en la pista Frádigas, en la cabecera del barranco de Matute, que es otra posibilidad para retornar al inicio, pero que es otra historia. Continuarán ahora por la pista durante 1,200 km, para alcanzar la majada Londeras, y por el mismo camino de subida, terminar esta escapada en Matute.

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