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Elías Querejeta, protagonista de la edad de oro del cine de autor

Elías Querejeta, guionista y productor de más de medio centenar de películas como «La caza» (1965), «El espíritu de la colmena» (1973), «Tasio» (1983), «Historias del Kronen» (1995) o «Los lunes al sol» (2002), fallecía ayer en Madrid. Su cuerpo será incinerado hoy.

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GARA | DONOSTIA

«Si escuchara las voces que dicen que asumo demasiados riesgos no haría nada de lo que hago», decía Elías Querejeta (Hernani, 1934) en 2000, en la presentación de la cinta documental «La espalda del mundo», de Javier Corcuera. El riesgo fue siempre parte del trabajo de este guionista y productor de cine que fallecía ayer en Madrid a la edad de 78 años. Querejeta sorteó en más de una ocasión la censura franquista, con películas como «La caza» (1965), «La prima Angélica» (1973) o «A través del fútbol» (1962), en el que este exjugador de la Real Sociedad -jugó con la camiseta txuriurdin en Primera División durante seis temporadas, 1853-1958-, a quien le gustaba recordar el gol que le metió en liga al Real Madrid, volcó su pasión futbolística, pero también suficiente contenido político como para que fuera prohibido.

El de Hernani también mostró su inquietud por el conflicto vasco en numerosas ocasiones. Así nacieron «Asesinato en febrero», sobre el atentado que acabó con la vida del socialista Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díaz Elorza; «Perseguidos», un trabajo sobre la vida de las personas amenazadas; y «Al final del túnel. Bakerantza», documental que da voz a seis personas que, desde el nacionalismo, ofrecen visiones distintas del conflicto vasco. Con estas obras quiso, según sus palabras, «dar noticia de la intolerancia».

Esta inquietud le movió también a participar en manifestaciones como la marcha que recorrió Donostia en setiembre de 2000 «en defensa de la vida y la libertad» o la protesta organizada en la capital guipuzcoana en diciembre de 2003 en contra del denominado «plan Ibarretxe». También llegó a firmar, en 2007, un manifiesto que remitieron al entonces lehendakari, Juan José Ibarretxe, para pedirle que adoptará «la decisión política de garantizar eficazmente los derechos y las libertades de la ciudadanía».

Cincuenta años de cine

Querejeta fundó su productora durante la década de los 60 y empezó a destacar el tándem Querejeta-Carlos Saura, a quien produjo la mayoría de filmes, como «La caza» (1965), «Pepermint frappé» (1966) o «La madriguera» (1969), y las últimas «Elisa vida mía» (1977), «Mamá cumple cien años» (1979) y «Deprisa, deprisa» (1980).

Su impronta también está en otras obras que muchos definen como «maestras», entre ellas «El espíritu de la colmena» (1973) y «El Sur» (1983), de Víctor Erice; «Habla, mudita» (1973), de Manuel Gutiérrez Aragón; «La prima Angélica» (1973) y «Cría Cuervos» (1976), ambas también de Saura; «Pascual Duarte» (1976), de Ricardo Franco; o «Tasio» (1983) y «27 horas» (1986), ambas de Montxo Armendáriz. En los años 90, el productor trabajó con este último en «Las cartas de Alou» (1990) e «Historias del Kronen» (1995), y con Fernando León de Aranoa en «Barrio» (1998) y más adelante «Los lunes al sol» (2002), esta última Concha de Oro y Premio Ondas, y cinco Goyas, entre ellos el de mejor película.

En total, más de 50 obras que le han valido otros tantos galardones, a destacar: el Premio Luis Buñuel de cine (1980), el Premio de Cinematografía (1986), el Premio Europa Cinema como mejor productor Europeo en el Festival italiano de Rimini (1987) y la Medalla de Oro de la Academia española de Cine (1998).

Sin embargo, la distinción más apreciada por Querejeta fue el Tambor de Oro de Donostia que en 1998 recibió de forma conjunta con el empresario madrileño Javier Gil de Biedma, en reconocimiento a su continua vinculación con la ciudad y con Zinemaldia, del que era un asiduo participante y quien le otorgó el premio Zinemira en 2011.

El último adiós a «todo un creador»

La muerte de Elías Querejeta deja un vacío y un vasto legado sin el que es imposible entender el proceso de modernización del cine del Estado español y la revolución del cine de autor. Así lo entienden decenas de cineastas, actores y amigos que ayer se acercaron a la capilla ardiente: entre otros, Juan Diego Botto destacó que con la muerte de Querejeta «se va una figura de productor que ya casi no existe en España, porque él era un creador, no solo ponía el dinero», Marisa Paredes hizo hincapié en «su lucha contra la censura»; y el director Montxo Armendáriz definido al productor como una «referencia obligada para entender una época» del cine del Estado español. También elogiaron al productor, entre otros, los actores Eduardo Noriega, Imanol Uribe y Amparo Baró; el director de la Academia de Cine española Enrique González Mach; el productor Gerardo Herrero; los políticos Alfredo Perez Rubalcaba, José Ignacio Wert y Arantza Quiroga; y Pedro J. Ramirez, director de «El Mundo».

Por su parte, Gracia Querejeta, directora de cine e hija del cineasta, visiblemente afectada, explicó ante los medios que no habrá ningún acto especial «además del estrictamente familiar» para recordar al cineasta, cuyos restos serán incinerados hoy por la mañana en el tanatorio madrileño de La Paz de Tres Cantos. GARA

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