SEGUNDA B | Play-off de ascenso
Un triunfo de personalidad
El Eibar da un paso de gigante hacia la tercera eliminatoria tras remontar el gol inicial del Oviedo en el Carlos Tartiere.
OVIEDO 1
EIBAR 2
Amaia U. LASAGABASTER
Corría el minuto 90 de partido en el Tartiere y 25.000 gargantas empujaban a su equipo a por el segundo gol. Y llegó. Pero en la portería del Oviedo, con cinco jugadores del Eibar buscando el remate en el área, pese a que el empate que reflejaba en ese momento el marcador ya era un buen botín.
Enmudeció el estadio ovetense, al tiempo que el Eibar se quitaba de encima la maldición que le llevaba persiguiendo desde hacía dos años. Nueve partidos de play-off llevaba el conjunto armero sin conseguir la victoria. Llegó en el décimo y la recompensa, que acaricia ya con la punta de los dedos aunque le falte aún el remate de Ipurua, será plantarse en la tercera y definitiva eliminatoria.
Fue, el del Eibar, un triunfo alcanzado desde la personalidad. La victoria de un equipo maduro, que sabe lo que quiere y cómo quiere conseguirlo y que no se deja afectar más de lo necesario por la adversidad, tanto si llega en forma de público rival entregado -la del Tartiere no es precisamente la estampa a la que están acostumbrados los guipuzcoanos en la temporada regular- como de gol en contra.
Que llegó. Y bastante pronto porque no se habían completado los primeros veinte minutos de partido cuando se torció la tarde. Ya había dado tiempo para entonces a comprobar por dónde iban los tiros de cada equipo. El Eibar, fiel a sí mismo, quería balón, combinación y área rival. El Oviedo prefería la contundencia defensiva como antesala de un contragolpe letal. Así forzaron los carbayones un par de córners consecutivos y el rechace del segundo lo aprovechó Aitor Sanz para volear raso desde el semicírculo del área y poner en ventaja a los suyos.
No era el mejor escenario, pero el Eibar mantuvo una fe inquebrantable en el fútbol que le ha traído hasta aquí. Sin pausa pero sin prisa, se aferró a su guión. Y aunque le faltó chispa en los últimos metros para superar con claridad a la rigurosa zaga local, Ander Capa, Abaroa o Arruabarrena dejaron constancia de que el partido no estaba sentenciado.
Hubo que esperar, de todos modos, al segundo tiempo para voltear el panorama. Se veía más pesado al Eibar tras el descanso y Gaizka Garitano refrescó el ataque con la entrada de Jito y Mainz. Cantó bingo porque el maño solo necesitó tres minutos sobre el césped para recoger un centro de Bóveda peinado por Yuri y driblar a Orlando Quintana en el área pequeña para firmar el empate.
Dio un forzoso paso adelante el Oviedo y respondió con un peligroso pasito atrás el Eibar, lo que le condenó a una recta final de sufrimiento. Más por lo ajustado del marcador o algunos errores puntuales -la combinación de cansancio, presión ambiental y miedo a perder lo conseguido suele pasar factura- que por la dimensión de la reacción local, aunque sus entradas por banda, sobre todo a cargo de Casares y después de Señé, creaban bastante peligro.
Pero ni aún así dejó de pensar en la portería rival el cuadro armero. Corría el minuto 90 cuando Yuri se lanzó en busca del área ovetense, allí cedió para Mainz, tocó después Jito y remató finalmente Guille Roldán para anotar el 1-2 definitivo que tiñe de azulgrana la eliminatoria.