CRÓNICA
La UE, un factor objetivo a favor de Catalunya o Euskal Herria
La secesión en el marco europeo es tema de análisis detallado desde ayer en Donostia. El politólogo catalán Jaume López desmontó algunos mitos sobre el papel de la UE. Tiene claro, y demuestra, que ha sido un factor favorable para los procesos de independencia. Y presentó un estudio sobre el caso catalán que le lleva a concluir que probablemente Bruselas presionará a Madrid, ¿mediante la deuda?
Ramón SOLA
El primer día de los Cursos de Verano de la UPV-EHU en el Palacio Miramar de Donostia le hincó el diente a un tema de plena actualidad en el continente y que arrastra pasiones y controversias en Euskal Herria: ``Del derecho a decidir a la secesión. La formación de nuevos estados en Europa''. En la primera jornada intervino entre otros Jaume López Hernández, doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelon. Traía bajo el brazo un trabajo aún inconcluso pero muy interesante sobre la viabilidad de la demanda independentista catalana y el papel que puede adoptar la UE, abocada a mojarse.
Pero antes expuso algunas claves que, a su vez, desmontan ciertos tópicos instalados en la opinión pública vasca, como el de que la Unión siempre apoya a los estados. Por contra, López considera que «la UE es corresponsable, los contrarios dirían que culpable, del incremento de las demandas de independencia». Lo justificó recordando primero que allá por los años 80 plantear esta reivindicación obligaba a empezar a detallar qué ejército o qué política monetaria se adoptarían, cosas que ya ha resuelto la UE. Añadió, en paralelo, que también se ha zanjado un debate que ocupó mucho tiempo: el de si era posible articular una «Europa de las regiones». El Tratado de Lisboa cerró esta vía, que López recordó que en Catalunya había concitado muchas voluntades, por lo que se vivió como una frustración. Lo importante ahora es la consecuencia: para los soberanistas ya no cabe más encaje en Europa que ser Estado.
Saltando de la teoría a la práctica, el politólogo catalán recordó que si bien la UE no impulsó la llamada «tercera ola» independentista en Europa, para las naciones que cabalgaron en ella integrarse en la Unión sí que fue un objetivo clave, y que además se ha logrado (Croacia será el próximo). Por tanto, de nuevo un factor positivo.
Lo enlazó con la afirmación de que ha analizado todo el entramado legal de la UE y «no hay nada que impida la posibilidad de una ampliación interna, todo es posible». De hecho, trajo a colación que históricamente la Unión ha afrontado sus cambios internos «con flexibilidad y pragmatismo». Así, se abrieron procedimientos complejos ni traumáticos cuando el Sarre pasó a pertenecer a Alemania, ni cuando el Estado francés perdió Argelia, ni cuando Dinamarca se quedó sin Groenlandia, ni cuando Alemania se reunificó... «Es decir -concluyó Jaume López-, sí que ha habido cambios de fronteras internas y no ha sido un problema legal. Otra cosa es que sea un problema político».
Este experto admite, de todos modos, que Catalunya a a poner en un brete mayor a Europa y le va a obligar a posicionarse, «mucho más que Escocia, que es un asunto en el que la UE está absolutamente cómoda, porque por un lado no parece que vaya a cambiar el statu quo, por otro se trata de un proceso negociado con Londres, y además Escocia es la más europeísta del Reino Unido». En cualquier caso, matizó con contundencia, en el caso catalán «el problema que se le plantea a Europa es España, son su viabilidad y su estabilidad, más que Catalunya, que es más viable; esto es un hecho».
Doce escenarios
La intervención del profesor de la Pompeu Fabra, que en ocasiones ha prestado asesoramiento en Euskal Herria -como saludó Julen Zubiaga en la presentación-, tuvo una segunda parte muy ilustrativa. Y es que ha elaborado un catálogo de todos los escenarios posibles en Catalunya, cruzando tres variables: la opción de que el Estado español y Catalunya alcancen o no un acuerdo, la posibilidad o no de que Madrid acometa una reforma integral, y lo que pueda ocurrir con la consulta (si se consensúa o no, si el resultado es positivo o negativo...)
Combinando todo ello, Jaume López obtiene doce escenarios diversos, en los que interactúan por tanto el Estado español y Catalunya. Obviamente no todos tienen la misma probabilidad, por lo que introduce también ese factor corrector en la ecuación (por ejemplo, considera evidente que es más probable que gane el sí a que venza el no en una futura consulta).
El siguiente paso es valorar cuál de esos escenarios más posibles prefiere la UE, y concluye que son tres, muy distintos: 1) Que haya un acuerdo Estado-Catalunya y que no conlleve una reforma integral del Estado, lo que supondría de alguna manera pacificar la actual situación, aunque no resolverla del todo. 2) Que haya una consulta negociada que depare un sí a la independencia y dé pie a una reforma integral del Estado, lo que vendría a ser solucionar el problema territorial en conjunto. 3) Que haya una consulta no negociada, en la que también gane el sí y que concluya igualmente con una reforma estatal integral, es decir, que se imponga el soberanismo por la vía de hecho y Madrid se acomode.
Siendo estos los escenarios más deseables para Europa, López se pregunta cómo se posicionará la UE. Y se responde que lo más probable es que o bien presione para que el Estado español negocie una nueva relación con Catalunya, «para lo que su baza es la deuda», o bien favorezca una consulta no negociada y presione a su vez a Madrid para que reforme su Estado y lo haga «más funcional».
En esta segunda opción, el experto contempla que la UE pueda pedir a Catalunya que ayude al Estado español, del que cree que estará abocado a un reforma total si pierde a Catalunya. «El caso vasco es bastante distinto -matizó-, porque la capacidad de afectar a la viabilidad española es menor: pesa menos en el PIB estatal y está el tema del Concierto».
Esta experta que trabaja en la Universidad de Edimburgo repasó la evolución del Scottish National Party desde su fundación hasta la actualidad, recordó la exitosa campaña por un Parlamento escocés en los 80 y analizó la actitud de Londres ante ello.
Profesor de la State University of New York, abrió este curso presentando un estudio estadístico sobre el presente y futuro de los movimientos de secesión. Concluye que es mejor para los estados buscar acuerdos mutuos que eviten «consecuencias indeseables».