Han pasado ya treinta años desde que Jean Becker regresara a los rodajes con «Verano asesino», para quedarse ya definitivamente en el mundo del cine. Desde entonces ha consolidado su carrera mediante sugerentes dramas intimistas, sustentados en unos buenos diálogos y una todavía mejor dirección interpretativa. Por respeto a su trayectória, no se merece que le sigan comparando eternamente con su padre Jacques Becker.

Becker hijo es un excelente adaptador, que sabe llevar siempre el material literario de partida a su terreno. En «Buenvenue parmi nous» lleva a la pantalla una novela de Eric Holder, que ha iluminado convenientemente para que el relato no fuera tan sombrío como en el original.

«Buenvenue parmis nous» presenta los claroscuros de una relación atípica entre un anciano y una joven adolescente, sin que medie ningún lazo de parentesco entre ambos, aunque haya momentos en que el trato resulte inevitablemente paternofilial.

A nivel actoral la gran diferencia de edad entre los protagonistas se presta al intercambio de la experiencia con la intuición. El veterano Patrick Chesnais confesó que se sintió impresionado por el entusiasmo y la vitalidad de su compañera de reparto. Por su parte Jeanne Lambert tuvo que aprender a contenerse cuando la situación lo requería, dejándose llevar por el saber estar de su partenaire.

Chesnais encarna a un pintor de más de sesenta años que sufre una depresión, lo que le lleva a intentar suicidarse. Pero, en lugar de quitarse la vida, opta por dejar a su familia e iniciar un viaje sin más objetivos que el sentido mismo de la evasión. En su repentina huida conoce a una menor a la que su madre ha echado de casa, y con la que comparte ruta. Al principio, vagabundean de hotel en hotel, pero terminan por alquilar una casa e intentan recomenzar juntos de otra manera. Ella se ve envuelta en constantes incidentes por culpa de su impulsivo carácter, y él siempre acude a su rescate, a pesar de sentirse mayor para esas aventuras.