Mikel INSAUSTI | Crítico cinematográfico
El apagón analógico
La verdad es que ando bastante despistado. Vivo al día, viendo las películas que me toca comentar, pero sin pensar en el futuro de un sector que afecta directamente a mi profesión de crítico. Hasta que el pasado fin de semana la oportuna conversación con un amigo proyeccionista me sacó de mi feliz estado de ignorancia.
Al indicarle el título de la película que iba a entrar a ver en esos momentos, me advirtió de que la copia no presentaba el mejor aspecto técnico posible, debido a que los laboratorios ya no trabajan con el cuidado de antes en visperas del apagón analógico. La súbita noticia me cayó como un rayo fulminante, y fue un auténtico puñetazo de realidad sin comparación posible con el anuncio del fin del mundo para el 2012.
De repente me dio por pensar en todos los cines que aún no han acometido la obligada reconversión a la tecnología digital, disconformes con la falta de ayudas en dicho proceso de puesta al día de las empresas de exhibición. Hace unos días estuve en un pase de cortos en unas multisalas, y la mayoría de ellos habían sido grabados en video para abaratar costes. Al no disponer de dicho sistema, el reproductor tuvo que ser instalado en el patio de butacas de manera improvisada y chapucera.
Son situaciones que dejaran de darse el mismo día en que los cines dejan de recibir las tradicionales copias en celuloide, inutilizando así los ya viejos e inservibles proyectores. Esa fatídica fecha puede llegar antes de que nos demos cuenta, a finales del presente año o principios del próximo. Espero que no haya salas a las que les pille el toro, por no tener los deberes hechos a tiempo. Digitalícense, por favor.